“La clase popular no tiene acceso a la vivienda”

Handel Guayasamín, presidente del Colegio de Arquitectos de Pichincha, opina que el hecho de que el 46% de quiteños tiene una casa propia constituye  una cifra alta, con respecto a otras ciudades país, Latinoamérica e incluso el mundo, a pesar de que en esas ciudades el nivel de alquiler es más alto.

Pero el hecho de que casi la mitad de ciudadanos tenga casa propia no implica que el inmueble se encuentre en óptimas condiciones para vivir. “No todas esas viviendas pueden tener condiciones mínimas de habitabilidad, por 2 razones: la primera tiene que ver con el contexto urbano deteriorado; me refiero a las zonas urbano populares, que en este momento superan el 60% de las áreas consolidadas de la urbe. El segundo elemento se refiere a que esas edificaciones no satisfacen los estándares básicos de habitabilidad”, dijo.

De igual manera, mencionó que es necesario que la administración local apueste por un mejoramiento de la habitabilidad de vida, situación que debe ser compartida por los ciudadanos. Y puso como ejemplo  el aseguramiento estructural de viviendas en zonas de alto riesgo y la regularización de viviendas en los asentamientos irregulares de la capital. “Hay que hacer una apuesta y un trabajo de fondo para mejorar las condiciones de aseguramiento humano de sitios en riesgo”, afirmó.

Sobre la vivienda de alquiler comentó que  los jóvenes son especialmente quienes optan por rentar, puesto que prefieren ahorrar dinero para comprar algo distinto a una vivienda o viajar; de ahí que su interés por la compra de casa es bajo. Además, los precios de arriendo son accesibles y estables.

Para Guayasamín, el crecimiento de los indicadores de una oferta de vivienda propia es parte de la incorporación económica de la clase media. Indicó que esta situación se debe a la estabilidad económica del país. “Tenemos más de 14 años de dolarización, lo que evitó una inflación descontrolada en décadas anteriores. Esto hace que la gente invierta y tenga ingresos estables; además, gran parte de la ciudadanía trabaja en la administración pública, por lo que son decenas de miles de funcionarios que ingresan a estrato medios y altos y que elevan el nivel de consumo social”.

Sobre la oferta de vivienda para Quito, dijo que esta es suficiente para aquellas personas que tienen poder adquisitivo, capacidad de ahorro y acceso a créditos. Es decir, de clase media para arriba, pero que es deficitaria para sectores de menores ingresos. Para ese sector de la sociedad no hay -a su juicio- una oferta de vivienda propia o de alquiler. “La ciudad debe ocupar espacios urbanizados, no se puede dejar que la ciudad crezca sin límites (...). Hay que plantear políticas de densificación del área urbana”, finalizó.