Las rutas establecidas cuentan con señalización del recorrido y de aproximación
La capital es un lugar ideal para practicar el ciclismo de montaña
Quito cuenta con 7 rutas definidas destinadas para el ciclismo de montaña. Sin embargo, cada ciclista, amante de las aventura, puede crear sus propios trayectos.
El Distrito Metropolitano tiene una extensión de 422.802 hectáreas, con variaciones de altitudes que van desde los 500 metros sobre el nivel del mar (m s. n. m.) hasta los 4.800 m s. n. m.
Estas características le permiten tener un abanico de microclimas, paisajes y biodiversidad. De ahí que la capital es ideal para aventurarse en 2 ruedas.
Franklin Acosta, presidente del Club de Ciclismo de Montaña de Pichincha, asegura conocer más de 50 rutas en las montañas que rodean a la ciudad. No obstante, Gerson Arias, jefe de Operaciones y Desarrollo de la empresa municipal Quito Turismo, recomienda visitar rutas definidas por una razón de seguridad.
Estas cuentan con señalización y tramos con cobertura celular, lo que reduce la posibilidad de accidentes y permite solicitar ayuda ante una emergencia; los ciclistas incluso corren menos riesgos de perderse.
Una de las rutas es la Pacto –Mashpi, ubicada a 70 km al noroccidente de Quito. Los ciclistas hacen un recorrido de 39 km que incluye el área de conservación y uso sustentable Mashpi–Guaycuyacu–Sahuangal. La altura máxima de la ruta es de 1.557 m s. n. m. y la mínima alcanza los 481 m s. n. m.
Otra opción en la misma zona es la ruta Pacto – Santa Rosa. El recorrido es de 38 km e inicia en el parque de Pacto y termina en la población Santa Rosa. La altura máxima de la ruta es de 1.468 m s. n. m. y la mínima llega a 589 m s. n. m.
El escenario de la Batalla de Pichincha es otra opción. Se trata de la ruta Cinto–Torouco–Cruz Loma, se la conoce como la Ruta de los Libertadores.
A lo largo de sus 42 km, los ciclistas podrán observar páramos andinos y pajonales, además de una vista panorámica del sur de Quito.
A 30 minutos de Quito, los aventureros tienen la opción del Pululahua, ubicada dentro de la Reserva Geobotánica del mismo nombre. La dificultad de esta ruta es considerada media alta, pues tiene descensos vertiginosos y largas subidas.
Una ruta muy concurrida es la del Chaquiñán. En 20,5 km se atraviesa las parroquias de Cumbayá, Tumbaco y Puembo, incluso recorre un tramo del antiguo ferrocarril.
En la ruta Nono-Alaspungo, ubicada en el bosque nublado, se observa fauna silvestre, como variedades de colibríes. El trayecto es de 26 km y tiene una dificultad considerada media alta. El trayecto inicia a 2.733 m s. n. m. y finaliza a 3.058 m s. n. m.
La lista de las 7 rutas definidas termina con Lloa-Palmira. El sendero, de 24 km, es de alta dificultad por él se recorren las hondonadas de Urauco hasta llegar a las aguas termales de Palmira.
Los ciclistas de montaña se encontrarán en los trayectos con ascenso, descenso, rocas, etc., que se los debe enfrentar, según Acosta, con técnica.
El experto aconseja al deportista que la bicicleta sea grande, fuerte, con volante recto o de doble altura, con suspensión delantera e incluso, con suspensión trasera para que amortigüe los golpes que causan los caminos.
Antes de empezar a ‘ciclear’ es fundamental tener la indumentaria adecuada. Lo básico es el casco y guantes. Es recomendable usar ropa que se seque rápido del sudor porque en la montaña se recorren rutas de varias horas.
Es fundamental hidratarse bien la noche anterior y antes de salir a ‘ciclear’. Se debe comer carbohidratos para que aporten energía. No se debe comer carne por lo menos uno o dos días antes porque se digiere lentamente y es muy pesado para el cuerpo. Es indispensable desayunar bien y llevar agua para el trayecto. También se puede llevar algo de comida como plátanos, barras energizantes, galletas o atún.
Antes de iniciar el recorrido hay que revisar que la bicicleta esté en perfecto estado. Verificar que el sistema de frenos esté funcionando bien. Acosta recomienda llevar un tubo de repuesto, un kit de parches y herramientas como un conjunto de hexagonales.
Ante todo, para Acosta, es fundamental tener claro el camino, revisar continuamente un mapa y conocer el clima de la zona antes de decidirse por una ruta.
Para Arias, las montañas son una buena opción para distraerse en Quito. Explica que el 93% del Distrito es rural y se puede disfrutar de varias actividades. Pero recomienda cuidar las zonas. “Lo único que se pueden llevar es fotos y lo único que deben dejar son las huellas de las bicicletas o sus pisadas”, comenta. (I)