La calle Jorge Garcés no resuelve conflicto por comercio informal
Luego de la reubicación de los comerciantes minoristas del Centro Histórico de Quito, el Municipio enfrenta una nueva dificultad: desplazar a los vendedores ambulantes que hasta el momento laboran en distintas zonas de la ciudad. Un ejemplo de ello es la calle Jorge Garcés, la vía principal del barrio Comité del Pueblo, en el norte.
Ahí todos los días alrededor de 500 vendedores informales se toman las calles para ofrecer un sinnúmero de productos: desde vegetales hasta juguetes; las veredas lucen copadas. Para contrarrestar el problema, los moradores del lugar solicitaron a la Municipalidad que emprenda un proyecto para reubicarlos y con ello devolver el espacio público a la ciudadanía.
Víctor Landázuri, representante del barrio, indicó que el pedido tuvo la acogida del Municipio y que desde entonces se han mantenido varias reuniones entre los funcionarios de la entidad, los comerciantes y moradores del sector, para consensuar el proyecto. Jessenia Castillo vende desde hace 15 años en la calle Jorge Garcés y forma parte de la Asociación de Vendedores 18 de Agosto. Ella y otros compañeros han participado en varias reuniones donde les informaron que serían reubicados en el mercado que se levanta al final de la misma avenida.
Pero la propuesta no le convence porque, según dice, se trata de una zona poco frecuentada por el público y las ventas se reducirían, una situación que afectaría particularmente a quienes ofrecen productos perecibles. Para proteger sus puestos de trabajo, los comerciantes se han asociado en tres organizaciones: 2 de Junio, Pachakutik y 18 de Agosto, con el propósito de evitar ser reubicados en el mercado de la ciudadela, y proponer que se los transfiera al estadio, también ubicado en la calle Jorge Garcés. A criterio de los vendedores, es un lugar bastante frecuentado por los moradores de la zona y ofrece mayor comodidad a sus clientes.
Cristina Romero, afiliada a la asociación Pachakutik, afirma que no se oponen a la reubicación sino que piden que sea en un espacio digno para trabajar, un pedido que se ha extendido a la Municipalidad. Del otro lado, son varios los moradores que exigen que se les devuelvan las veredas para el tránsito de los peatones, ya que la calzada es un espacio exclusivo para la circulación vehicular, pero debido a las circunstancias se ven obligados a invadirla, pese a los riesgos que esto implica. Por la calle Jorge Garcés circulan vehículos particulares y de transporte público que sumados a las ventas ambulantes caotizan la ciudadela.
La propuesta para trasladar a los comerciantes informales hacia el estadio fue recibida favorablemente tiempo atrás, mediante un comodato que otorgaba tres años de plazo para la ejecución de la obra, pero por un incumplimiento en los tiempos el predio volvió a manos del Municipio. Los comerciantes esperan que sus peticiones sean acogidas y los moradores piden recuperar el espacio público; pero mientras el tema se resuelve, la inseguridad y la acumulación de basura afectan a la ciudadanía.
La reubicación de vendedores ambulantes es un proceso que la Municipalidad ha ejecutado desde hace varios años. El último plan se realizó en Solanda, al sur, en donde el comercio informal dominó por varios años la calle José María Alemán. Esos negocios pasaron a una plaza que tuvo gran acogida entre los moradores, quienes volvieron a transitar por las aceras y con mayor comodidad.
El mismo proceso está pendiente en la calle Michelena, sector El Pintado, tradicionalmente reconocido por la oferta gastronómica. La propuesta municipal es construir un mercado artesanal en una calle paralela, en donde se puedan instalar los comerciantes minoristas. Todo ello como parte de un plan integral para recuperar el espacio público