La meta inicial es lograr el uso de 250 hectáreas (ha) de la zona y lograr una productividad de 30 q/ha
La cadena productiva de café en el noroccidente ha crecido 3 veces
¿Cuántos productores intervienen en el proyecto Café de Quito?
En principio, el proyecto busca incluir en la cadena de valor a pequeños productores cafetaleros del noroccidente del Distrito Metropolitano; específicamente estamos hablando de Pacto, Gualea, Nanegal y Nanegalito.
¿Cuántas asociaciones están involucradas?
Son 3 asociaciones y, de arranque, se incluyeron alrededor de 50 productores; pero en la actualidad están involucrados más de 150 cultivadores. Y la idea es que se sigan sumando.
¿Cuánto se ha invertido en el proyecto?
A través de presupuesto municipal y otros adyacentes, vamos por alrededor de $ 200 mil.
¿Por qué la elección de los sitios?
Por cuestiones climáticas y de altitud, en el área noroccidental se produce un café de altura y de especialidad que es importante.
¿Cuándo arrancó el proyecto?
El proyecto nace hace unos 2 años. Se generó una vez que hicimos el estudio de la fortaleza de la cadena productiva. Y la idea fue establecer esta cadena mediante la articulación de aliados estratégicos como el Municipio, el Consejo Provincial de Pichincha, las juntas parroquiales, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (con su proyecto de reactivación nacional del café), la empresa privada, organismos de cooperación internacional, etc.
¿Qué añadió el proyecto al cultivo de café en la zona?
La producción se venía realizando de una manera bastante artesanal. No tenía valor agregado, no existía ningún encadenamiento productivo. Y lo que se ha hecho es trabajar mucho con las asociaciones, en el tema de coordinación entre las comunidades y, obviamente, buscar mejorar la capacidad técnica, capacitar a la mano de obra, dar acompañamiento técnico y buscar mercados internos y externos.
¿Cuántas hectáreas están involucradas?
En principio, vimos que solo el 10% de la provincia de Pichincha tenía cultivos de café y esa fue una de las razones para empezar el proyecto. Además, como dije, eran cultivos complementarios, artesanales. Ahora, en cambio, la idea es que el café sirva como un medio de subsistencia y que el cultivo de la planta ayude a desarrollar capacidades productivas en la zona; hablamos de la creación de emprendimientos, microempresas con actividades relacionadas a la producción del café. Se busca así también, que se frene la migración a la ciudad, haciendo que la gente sea exitosa en sus parroquias de origen.
¿Cuánto significa eso en tierra?
La idea es en un inicio, en coordinación con el propio Ministerio de Agricultura, llegar a unas 250 hectáreas. Y, por otro lado, que el café que nosotros consumimos sea un café ecuatoriano, que no sea importado, del cual se hace café soluble aquí. Actualmente, los ecuatorianos solo contribuimos con el 20% del café que consumimos.
¿Qué beneficios directos trae el proyecto?
Primero que nada, la generación de empleo en la zona, a lo que contribuye la tecnificación de la mano de obra; antes, la mayor parte de los cultivadores en el noroccidente eran colombianos o de otras provincias del país.
¿Cómo se hace el seguimiento?
Tenemos 3 técnicos asignados que proveen asistencia en la zona. Estamos articulados al Programa de Reactivación del Café del Ministerio de Agricultura, que provee de insumos y semillas; nosotros aportamos otro tanto y asesoramos en la siembra. El café es un producto del que se obtienen réditos a mediano plazo (segundo a tercer año de la siembra). Por ello, como Conquito buscamos actividades complementarias; estamos estableciendo fincas modelo, donde no solo tengas café, sino también leche, especies maderables y agricultura urbana orgánica, para dar diferentes respuestas cíclicas a los pequeños productores.
¿Cuánto se ha logrado aumentar la producción?
Empezamos con un nivel incipiente. Teníamos una producción muy baja de 5 quintales (q) por hectárea, cuando la media nacional es de 10 q y nos hemos aproximado a ello. Lo que buscamos es llegar a un promedio de 30 q/ha.
¿Hasta qué punto intervienen los beneficiarios de las parroquias?
Ellos participan en la siembra y en la cosecha. Y tras ellos vienen otros actores de la cadena: empresas privadas que tuestan el café, lo muelen y lo venden.
¿Por qué no intervienen los productores en otras fases?
Porque hemos descubierto que la fortaleza del productor está en el cultivo y cosecha del producto. Y por eso hablamos de cadenas productivas, compuestas de diferentes eslabones: siembra y producción; asistencia técnica y acompañamiento, y otros actores que prestan servicios complementarios (tostado, molido y comercialización).
¿Qué falta para que los productores intervengan en toda la cadena?
Que salga la primera cosecha, que los productores se capitalicen y, a través del tema asociativo, pensar en la consolidación de una empresa que justamente pueda cubrir todo el ciclo de la cadena.
¿Qué empresas privadas intervienen?
Café Vélez y Café Galletti, que son los encargados de la comercialización; obviamente, bajo parámetros de ética en el precio de adquisición al pequeño productor y, también, con un sello de responsabilidad social empresarial.
¿Es decir, que aún no hay una marca de venta?
Todavía no tenemos una marca propia; tenemos unas marcas ancla. Pero no está descartado, a mediano plazo, tener una marca propia de los pequeños productores.
¿Qué tipos de café se están sembrando?
Bueno, son algunos, pero principalmente se trata de un café de producción de altura y no de volumen. Y se optó por este porque los tipos de altura tienen mejor precio.
¿A dónde se exporta el café de altura del noroccidente?
Se exporta a algunos países europeos (Alemania, Suiza, Holanda), a Estados Unidos. Y este café tiene un certificado de origen de proveniencia de fincas de pequeños productores, lo que le añade un valor agregado, pues se certifica que detrás de la producción hay un mercado justo y responsabilidad social.
¿Ustedes regulan aquello del pago justo y otros aspectos?
Sí, como Conquito manejamos el tema de responsabilidad social en el Distrito Metropolitano de Quito. Nos preocupamos de que las empresas privadas ancla tengan buenas prácticas de responsabilidad social.
¿Cuánto pagan las empresas ancla a los productores?
Hay varios precios en los que influye básicamente la calidad del café; pero hablamos de un promedio de $ 200 por quintal, en una variedad estándar. Pero dependiendo de la variedad, de la acidez, de lo aromático, el precio puede variar llegar hasta los $ 400 o $ 600.
¿Cuáles son los retos del proyecto?
Mejorar esta cadena productiva, atraer a más beneficiarios para mejorar su nivel de vida; por otro lado, lograr que los productores sí, hagan más actividades dentro de la cadena.