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Junto al Bicentenario, la vida hoy es diferente

Junto al Bicentenario, la vida hoy es diferente
08 de enero de 2014 - 00:00

Hace 10 meses, el parque Bicentenario se abrió al público en los predios de lo que fue el aeropuerto.

Según la Gerencia de Espacio Público de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), el parque recibe, en promedio, de 3.000 a 5.000 visitas de lunes a viernes; y los fines de semana, unas 7.500.

Las 125 hectáreas del Bicentenario fueron más visitadas entre julio y septiembre. De hecho, Espacio Público contabilizó más de 8.000 visitas diarias en jornadas laborables durante el verano.

El área verde beneficia directamente a unos 8 barrios del norte; entre ellos, La Rumiñahui, Cotocollao, La Kennedy, Andalucía y La Ofelia, lo que equivale a unos 400 mil habitantes.

El sitio se encuentra en un proceso de mejoramiento, pues los espacios que ocupaban los hangares de la terminal están siendo acondicionados como zonas de recreación.

7 de los 14 espacios del parque entraron en un plan de remediación ambiental.El parque ocupa actualmente el 50% de lo que fue el aeropuerto Mariscal Sucre, pero el Cabildo aspira a que esa cifra llegue al 85%.

La salida del aeropuerto y el establecimiento del Bicentenario también modificaron la vida de sus vecinos. 

Por ejemplo, Pablo Velasco (23 años), quien vive en el sector de la Kennedy, comentó que el principal beneficio que trajo el parque a la comunidad es la desaparición del ruido de los aviones y del tráfico que existía en la zona a causa de la llegada y salida de personas, además del transporte de carga.  

Velasco añadió que el sitio, como tal, ha aportado también a la unión familiar por ser un espacio propicio para compartirlo entre padres, hijos y hermanos. El ciudadano señaló que en el plano personal, el parque le ha traído salud, pues hoy lo visita 2 veces a la semana, mientras antes no se ejercitaba con frecuencia.

De igual manera, Eulalia Guerrero (58 años), moradora de La Rumiñahui hace más de 15 años, mencionó que uno de los cambios experimentados en la zona es que a muchos ancianos que antes pasaban la mayor parte del tiempo en sus viviendas, ahora se los puede ver caminando o haciendo ejercicio.

Del lado de la avenida de La Prensa, los moradores del barrio El Pinar Bajo y La Concepción señalaron que uno de los mayores aportes es la existencia de aire más puro y menor contaminación auditiva, tal y como lo aseguró Wilson Mejía, quien va al lugar 3 veces por semana.

En tanto, los comerciantes que conservan sus negocios frente al exaeropuerto, afirman que su situación no ha cambiado demasiado en estos 10 meses.

Uno de ellos es Guillermo Álvarez, quien desde hace 40 años maneja una cafetería en el sector. “Creo que el parque es un beneficio para la comunidad, pues aporta recreación y salud. Pero en el caso de los negocios, no hemos mejorado las ventas. Estas suben solamente cuando hay eventos masivos durante el día y  podemos vender un poco más”, sostuvo Álvarez.

De su lado, Teresa Duque, quien es propietaria de una tienda en el barrio El Pinar,  a una cuadra del parque, indicó que su negocio recibe más gente  los fines de semana , pero que, por lo general, el flujo no aumenta a menos que haya una actividad especial.

Por otro lado, el paisaje comercial sí ha sufrido modificaciones en los alrededores con la salida del aeropuerto. Esto porque los negocios de renta de vehículos y de afianzamiento aduanero que abundaban, han desaparecido.

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