Intercambiador provoca baja en las ventas y ruido
Desde el 8 de marzo, cuando empezó la construcción del intercambiador de tráfico en el sector de la av. De Los Granados (norte de Quito), los comerciantes de la zona denuncian afectaciones. Según sus cálculos, las ventas se habrían reducido hasta en el 60% y algunos negocios habrían cerrado.
Los perjudicados reconocen que durante las socializaciones previas a los trabajos, la empresa municipal de obras públicas les advirtió que habría efectos negativos. Dicen que, sin embargo, no esperaban que la afectación resultara ser tan grave.
A los problemas de movilidad y estacionamiento derivados de los trabajos —apuntan—, se suman el retraso que se registraría frente al plazo inicial. La previsión inicial establecía que la construcción debía tomar 240 días (8 meses); es decir, que finalizara en los 10 primeros días de noviembre.
No obstante, el 17 de noviembre arrancó la última fase de la obra y funcionarios del Cabildo así como el alcalde Mauricio Rodas han repetido que la edificación culminará a finales de año.
Esto molesta a los comerciantes que han sobrevivido, quienes esperaban recuperarse con las ventas previas a la Navidad.
A Hugo Paspuel, dueño de un negocio de trajes en la av. Eloy Alfaro, le preocupa que la obra no esté lista ni siquiera a fines de año. “Desde julio (especialmente) he tenido una reducción de ventas del 45%”.
Paspuel, quien tiene su local hace 12 años, dijo que ante la baja de las ventas pidió la reducción del arriendo. Con esto pasó a pagar $ 670 en lugar de $ 800.
Una gasolinera cercana está al borde de la quiebra, de acuerdo con sus administradores. En tanto que una ferretería y minimarket que funcionaban como parte del negocio cerraron sus puertas.
Otro local cuyos ingresos han bajado es el de Ibeth Varea, dueña del local de arreglos frutales La Dolce Fruta. La mujer asegura que la reducción de sus ingresos supera el 40%. “El servicio a domicilio me salva por el momento. Esperemos que la inauguración sea pronto”.
Sobre la av. De Los Granados, Graciela Merchán, quien tiene un negocio de comida rápida, asegura que la merma económica llega en su caso al 60% aproximadamente.
Dijo que gran parte de su clientela se componía por ciudadanos que usaban la parada de bus cercana para viajar hasta las parroquias del nororiente de Quito. “Como quitaron la estación, la baja es significativa”.
Molestias de los vecinos
Debido al inicio de la última fase de la construcción, el Municipio implementó desde el jueves un operativo de circulación, que incluye cierres viales y desvíos.
Uno de los cambios es que quienes circulan desde redondel del Ciclista hacia la Eloy Alfaro (al sur) deben desviarse por la av. De los Granados, a la altura de la calle N74C hacia la calle Motilones.
Desde ahí deben retomar a la av. Eloy Alfaro por la calle Camilo Gallegos. Por tal motivo, la Motilones se volvió de doble sentido entre las 06:00 y las 10:00.
Esto causa molestias a los vecinos, quienes dicen que el aumento de tráfico causa ruido y vibraciones en las casas.
A Marco Sepúlveda le preocupa la seguridad de sus hijos, de 9 y 7 años, respectivamente. “Ellos juegan todas las tardes y ahora toca estar prevenido, porque si hay más carros, hay más riesgos de que puedan sufrir algún accidente”.
Para Soledad Zapata, quien reside hace 20 años en el sector, el ruido es su principal queja. Dice que el uso excesivo de las bocinas interrumpió la tranquilidad del sector. Reconoce la presencia de agentes de tránsito, pero pidió mayor control.
Incertidumbre por expropiaciones
Algunos vecinos del sector a quienes el Cabildo expropió porciones de sus predios a causa de la obra, denuncian que no han recibido el valor total de las indemnizaciones.
Quienes se quejan pidieron no ser nombrados para no complicar la posibilidad de un futuro pago.
En una nota de diario El Comercio (9 de marzo de 2016), Alejandro Larrea, gerente de la Empresa Municipal de Obras Públicas, informó que por las obras se efectuarían 16 expropiaciones parciales.
Señaló que existían acuerdos con todos los moradores, cuyos espacios han sido declarados como bienes de utilidad pública y que solo faltaba “formalizar las escrituras”.
EL TELÉGRAFO buscó la versión del funcionario, pero se nos dijo que por motivos de agenda no podría atendernos. (I)