Habitantes del barrio Bolaños están preocupados por su futuro
Hoy, desde las 10:30, los moradores del barrio Bolaños se reunieron con representantes del Municipio de Quito para hablar acerca de las afectaciones a la zona por la construcción del paso lateral al túnel Guayasamín. Varios vecinos expusieron su inconformidad por la poca información que han recibido acerca de este proyecto, el cual se inauguró el pasado 5 de abril.
Edgar Llumiquinga, morador de la zona desde hace 49 años, solicitó al alcalde Mauricio Rodas que recorra el barrio y constate que ahí viven cientos de personas, pues se calcula que es el hogar de alrededor de 100 familias. Otro morador, Andrés Ninahualpa, dijo que no es cierto que los habitantes de Bolaños son invasores o que viven en “casuchas”, esto según una declaración que habría dado un funcionario del Municipio en un medio de comunicación.
Julio Guagcha, otro residente, comenta que la zona no es insegura tal como lo afirman algunas autoridades municipales, explica que el terreno es duro y que no se ha movido, pese a que por ahí transitan miles de vehículos. Comenta que las autoridades les han dicho que los van a ayudar pero que no les especifican cómo. “Todos tenemos derechos, somos seres humanos, no nos pueden desalojar y ya”, dice Guagcha .
Ante una posible reubicación, Claudio Otalima, de 74 años, aclara que no quiere moverse de su barrio porque ahí vive tranquilo y come sano gracias a los productos que siembra. Pide más información acerca de cuáles serán las soluciones exactas para los hogares afectados por la construcción de la nueva vía que tendrá 5 carriles.
Alejandro Larrea, Gerente General de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas, desconoce el número exacto de familias que viven en el lugar, cuáles serán las afectadas ni cuáles serán las soluciones. Aseguró que se tratará cada caso particularmente para conocer las opciones. Solicitó a los moradores que entreguen hasta el 29 de abril los documentos, como escrituras, en los que se verifiquen la legalidad de los terrenos.
En el barrio hay una iglesia y una sola tienda. Las casas se comunican por caminos de tierra y varias gradas. Los habitantes solicitan además transporte público y controles de velocidad de los vehículos.
Según Larrea, la construcción de esta vía alterna, que tendrá 2 puentes con 3 carriles, tiene un costo de $ 131'028.138,72 y tardará 28 meses. (I)