Especies alternativas se suman a la fiesta del Domingo de Ramos
El laurel, romero y olivo se han convertido desde hace algunos años en parte de las especies con las que se arman los arreglos de Domingo de Ramos en lugar de la palma de cera. La festividad se celebra hoy en recordación de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Amalia Cárdenas contó que este día se levanta temprano junto con sus hijas para acudir a misa, pues sus niñas estudian en un colegio religioso ubicado en el Centro Histórico capitalino. En esas ocasiones, siempre lleva un ramo hecho por ella misma para que sea bendecido.
Después del acto religioso, Amalia se dirige al puesto de las flores del Mercado Central, su sitio de trabajo desde hace 20 años. Entre las rosas, claveles y magnolias arma varios ramos. “Este ramito es alternativo; utilizo la palma decorativa como base, luego coloco unas ramitas de bambú y si el cliente me pide coloco flores”, comentó.
Amalia añadió que la palma decorativa se trae de Cayambe, pues es cultivada en invernadero y su uso no afecta al medio ambiente. El valor del ramo más barato es $ 1.
En el mismo lugar de abastos, pero en la sección de hierbas curativas, se encuentra el puesto de Maricela Tiña, una joven comerciante que trabaja desde hace 10 años en el lugar, luego de heredar el puesto de su abuela. Ella le enseñó el significado de cada una de las plantas que conforman el ramo.
“Recuerdo que desde niña mi abuela me entregaba un paquete de romero, laurel y olivo. Y con paciencia me decía: ‘Primero va el romero, que sirve para purificar. El laurel va después; es una hierba dulce que evita que la mala energía se quede en la casa y el olivo se coloca al final y sirve para curar el cuerpo”, rememoró Maricela.
En esa área del mercado, los ramos cuestan $ 2 y duran hasta 15 días, dijo la mujer, quien recomendó que cuando las plantas se marchitan se deben quemar, pues el humo limpia la energía del hogar.
El Mercado Central atiene los fines de semana de 07:00 a 17:00 en todas sus secciones. El valor de los arreglos va de $ 1 a $ 3.
Totora para los ramos
Utilizar totora como materia prima es una actividad ancestral para las comunidades indígenas que viven en las riberas del lago San Pablo (Imbabura).
Con la especie, que crece de forma silvestre en las orillas de lagos y lagunas, las hábiles manos de los otavaleños crean desde bisutería hasta embarcaciones.
Sin embargo, desde hace 8 semanas, 25 familias que residen en los alrededores del Imbakucha, como también se conoce al lago San Pablo y que conforman la empresa comunitaria Totora Sisa, dejaron de lado la elaboración de artesanías, bisuterías, adornos y muebles hechos de totora.
Desde febrero, solo producen aventadores, canastas y arreglos a los cuales se les puede añadir rosas, claveles, helechos y ramas de trigo, cebada y laurel, como alternativa para reemplazar a la tradicional palma de cera utilizada en la celebración católica del Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa.
Anderson Chica es gerente de Totora Sisa. El viernes, mientras controlaba la producción de adornos en el pequeño taller de la empresa, contó que el año pasado vendieron más de 4 mil ramos elaborados en base de totora.
Con orgullo, explicó que cada año la demanda crece y que, por ende, la compañía que dirige debe asociar a más artesanos y ‘totoreros’ de la localidad, con el fin de incrementar su producción y poder cumplir con los pedidos.
Comerciantes de Quito, Cayambe, Ibarra, Otavalo, Tulcán y hasta de la ciudad colombiana de Ipiales realizan sus pedidos con 6 meses de antelación a la Semana Santa.
Chica dijo que para este año esperan superar las ventas realizadas en 2013. El empresario informó que, además de las 25 familias que son accionistas de la empresa, otras 75 aportarán con su producción este año.
María Elena Vásquez, de 24 años, vive junto a su familia en la comunidad Cachiviro, ubicada a escasos metros de la orilla del lago San Pablo, en la parroquia San Rafael. Antier, mientras entrelazaba ramas de totora para confeccionar un ramo, comentó que cuando apenas tenía 7 años elaboró su primera estera, una especie de cobija hecha con ese material.
Sentada sobre uno de estos elementos, en medio de la sala de su casa y junto a su madre, confeccionaba ramos de varios tamaños, que hasta hoy deberán ser comercializados por la empresa Totora Sisa.
Dominga Peña es madre de María Elena. La mujer de 50 años comentó, entre risas, que fue ella quien le enseñó a tejer totora a su hija, labor que aprendió de su abuela. Dominga explicó que elaborar un ramo de totora no toma más de una hora. Añadió que, sin embargo, tratar a la planta para que sea manipulable es lo que tarda.
La madre de María Elena explicó que tras 8 meses de crecimiento y maduración, se corta la totora cuando aún está verde y se la pone a secar al sol en posición vertical en bultos de hasta 500 ramas. “Ese proceso puede tardar entre 2 a 4 semanas. Todo depende del clima. Si hay mucho sol, el proceso de secado tarda menos”, explicó.
Luego, los bultos son abiertos y es el momento de colocar a la totora de forma horizontal para que las ramas se deshidraten por completo. Ese paso puede tardar otras 3 semanas. “Cuando la totora está lista, adopta un color amarillo”, concluyó la mujer.
Hasta el mediodía de ayer (sábado), Dominga y su hija debían entregar a Totora Sisa 200 arreglos que serán comercializados hoy en plazas, mercados e iglesias del norte de Ecuador para evitar el consumo de palma de cera, planta en peligro de extinción.
Según la artesana, este trabajo les permitirá subsistir durante 2 meses. Un arreglo elaborado en base de totora puede llegar a costar desde $ 1 hasta $ 3. Todo depende del tamaño y el tipo de plantas.
PALMA DE CERA RECIBE CUIDADO ESPECIAL
El Municipio impulsa, por octavo año consecutivo, la campaña de conservación de la palma de cera, puesto que estos árboles son el hogar exclusivo de 2 especies de loro que viven en la zona subtropical del Distrito Metropolitano.
El consumo desmedido de la palma ha hecho que esas especies (loro orejiamarillo y el perico cachetidorado) puedan extinguirse, pues en esta época del año era tradicional armar los ramos con hojas tiernas de dicha planta.
Las palmas de ramos o palma de cera crecen en las estribaciones andinas, desde Venezuela hasta Bolivia, en un rango altitudinal de entre 900 a 3.500 m s.n.m., donde se han registrado 12 especies del género Ceroxylon.
En el caso de la zona noroccidental de Pichincha, se encontró que el loro orejiamarillo hace migraciones cada año desde agosto hasta noviembre a sitios con palmas. Pero cada año es menor su presencia por la falta de esta especie vegetal, donde forman su nido.
Las palmas florecen una vez al año entre junio y julio. Tardan 80 años para tener flores, sus semillas tardan 276 días en germinar, pueden vivir hasta 250 años y medir hasta 30 metros de alto.
En el Distrito, la zona donde más ha aminorado este árbol es la noroccidental, especialmente en las parroquias de Nono, Nanegalito, Gualea y Pacto.
Datos del Cabildo indican que el 70% de la fibra de palma que se comercializa en esta época en la ciudad de Quito, proviene del noroccidente de Pichincha.
Por ello, la Alcaldía realizará charlas de concienciación de la preservación de la palma. Hoy, a partir de las 10:30, en el Jardín Botánico, ubicado en el parque La Carolina, al norte de la ciudad, se ofrecerán una misa y una conferencia sobre el tema.
En tanto, en el Centro Histórico se vivirá este día con música, danza, coros, salmos, trajes, personajes y demás manifestaciones de esta milenaria celebración religiosa.
Por otro lado, continúa el XIII Festival de Música Sacra. Este día, la iglesia de Miraflores recibirá el evento a partir de las 18:00. Y mañana, la presentación será en el Museo de de la Ciudad.