En los fines de semana, caminar o pasear en bicicleta por los senderos destinados a esas actividades en el parque La Carolina (centro-norte de Quito) se complica por la cantidad de vendedores que instalan sus negocios o transitan por todas las áreas del espacio público.

Rosario Quinteros camina con su mascota los sábados y domingos por el parque. La mujer comentó que los domingos son los días que más personas hay en los espacios verdes. “Mientras más visitantes llegan al parque, más comerciantes ofertan sus productos”.

Para la quiteña, de 42 años, el lugar debería contar con un espacio exclusivo para la venta, ya sea de comida u otros artículos, con el fin de evitar que los comerciantes invadan las áreas destinadas al deporte y el esparcimiento.

Enrique Castillo es vendedor de helados. Él recorre el parque con un coche en el que guarda sus productos. El vendedor, de 47 años, comentó que en su caso y en el de sus colegas que venden bebidas o helados no es conveniente la asignación de un lugar específico.

“La gente tiene sed y nosotros les llevamos el producto donde ellos están. La cosa no funciona al revés”, explicó.

A la venta de bebidas se suma la de comida. Un ciudadano extranjero, quien prefirió no identificarse, ofertaba el domingo secos de pollo y de carne en la zona de las canchas.

A pocos metros se encontraban  varias personas que vendían gorras, paraguas, ropa para mascotas y un sinnúmero de elementos. Incluso había quienes expendían cajetillas de cigarrillos a $ 1 en un espacio pensado para la realización de actividades relacionadas con la salud. (I)