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En acto a Rodas hubo corrida de toros y versión antigua del Himno

Miembros de Grupos antitaurinos protestaron en las afueras de la Plaza Belmonte, el sábado pasado, durante la corrida de toros. Foto: ANDRÉS DARQUEA | El Telégrafo
Miembros de Grupos antitaurinos protestaron en las afueras de la Plaza Belmonte, el sábado pasado, durante la corrida de toros. Foto: ANDRÉS DARQUEA | El Telégrafo
02 de junio de 2014 - 00:00

La Unión de Toreros del Ecuador y los administradores de la Plaza de Toros Belmonte (ubicada en el centro-norte de Quito), ofrecieron el sábado pasado una corrida de toros —gratuita— en honor al alcalde, Mauricio Rodas, pese a que este fue el gran ausente. El burgomaestre no asistió al espectáculo, el cual ha causado polémica en sectores antitaurinos que consideran que actos como este buscarían retomar el debate para que vuelvan las corridas de toros.

El evento, denominado ‘Gran Novillada de la Cordialidad. La nueva era del toreo. Buscando un torero’, puso en cartelera a 6 novillos donados por las ganaderías Santa Rosa, Ortuño, Rumiquincha y Triana, para que fuesen lidiados por los jóvenes novilleros José Antonio Bustamante, Jairo Cevallos ‘El Jairi’, Paúl Jativa, Martín Camacho, Daniel Dávila y Álvaro Mejía.

Según el cartel —que prometía una “Espectacular novillada sin picadores”—, la cita taurina iniciaría a las 18:30, pero no fue sino hasta cerca de las 19:00 que —entre los aplausos insistentes del público— se dio inicio a la corrida.

Sin embargo, desde las 17:30, gritos y consignas antitaurinas se escuchaban en las afueras de la Plaza Belmonte. Frases como “Rodas taurino, alcalde social cretino”, “despierta conciencia, no queremos más violencia”, “ahí están, esos son, los que matan por diversión” y “tortura, tortura, ni arte ni cultura”, eran las más coreadas.

Mayra Morales, rescatista independiente de animales, era una de las que con más ahínco reclamaba.  “Dicen que esta es una corrida de bienvenida al alcalde Rodas, lo cual tiene una significación muy grande, pues él se ha declarado seguidor de los toros y esto es una muestra de ese deseo del sector taurino para  volver a estos espectáculos de violencia que no son arte ni cultura, sino de gente que disfruta con el sufrimiento del animal”, resaltó.

Erik Lascano (21), miembro de la Organización Diabluma, también se mostró crítico frente al evento, argumentando que se trataba de “una muestra de complicidad entre el Alcalde y los simpatizantes de dichas prácticas”, cuyo origen, en Ecuador, se remonta a la colonia española.

“Nos preocupa porque se supone que en la consulta popular el pueblo votó en contra de las corridas de toros, y aunque ya no se lo mate en el ruedo, el animal sigue sufriendo durante el espectáculo, y posteriormente es asesinado en el corral. Rodas, en su campaña, dijo que no va a volver a traer los toros, pero esto nos pone alerta y venimos aquí para decir que estamos vigilantes”.

Hasta tanto, con botas de caña alta, sombreros y pañuelos rojos, los aficionados ingresaban al recinto entre la protesta que ignoraban.

La tarde seguía cayendo y los más beneficiados resultaban ser los pequeños comerciantes, quienes aprovecharon vendiendo stickers y banderines taurinos y antitaurinos, según las preferencias de quienes se convocaban a la entrada.

La mayoría de los asistentes aducían haber sido invitados directamente por los organizadores, a través de correos electrónicos e invitaciones impresas. No obstante, muchos ignoraban el motivo que los convocaba. Un grupo de españoles, por ejemplo, desconocía que se trataba una corrida de toros en honor al Alcalde de Quito.

“Lo que nos convoca es que somos españoles y a los españoles nos gustan los toros. Nos invitó directamente el administrador de la Plaza, José Luis Cobo, y aquí estamos”, dijo uno de ellos.

Por su parte, el quiteño Carlos Quinchuela, de 55 años, dijo que le regalaron entradas y que no desaprovechó la ocasión, ya que asistir a una corrida de toros era conectarse con toda una vida de recuerdos. “Soy quiteño y esto es parte de mi tradición, vengo desde que tenía 15 años. Por eso añoro mucho la Feria Jesús del Gran Poder. Como taurino, aspiraría a que el Alcalde haga algo para que la Feria retorne, pero con la muerte del animal en la plaza. Yo veo que Rodas tiene buena predisposición, pero no sé cuál será el mecanismo para poder reformar”, dijo.

Eran las 18:45 cuando la Banda Municipal tocó el Himno a Quito, el cual fue coreado por los asistentes según la antigua versión.

Entre los políticos presentes estuvo el concejal Antonio Ricaurte (SUMA-VIVE), quien se ubicó en los primeros graderíos. Y aunque, en adelante, la corrida se desarrolló con normalidad, la gente seguía, de rato en rato, con la mirada puesta sobre el asiento vacío del Alcalde. 

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