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Ecuador, 18 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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El Teleférico pasó de ser un sueño turístico a un espacio desolador

El teleférico transporta a los turistas a 4 mil metros de altura. El proyecto requirió una inversión de más de $ 10 millones. Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
El teleférico transporta a los turistas a 4 mil metros de altura. El proyecto requirió una inversión de más de $ 10 millones. Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo

Gonzalo Joencham Shinkikiat (43) es un artesano de Pastaza que hace un año abrió un local para exponer artesanías en el Teleférico de Quito.

Al entrar, el timbre produce un sonido similar al canto de un pájaro. Según Gonzalo, aunque su lugar está rodeado de sigses, helechos y pinos que crecen en la parte posterior, esta música hace que su mente escape por un momento del trajín de la ciudad.

Gonzalo es uno de los pocos comerciantes que aún mantiene abiertas las puertas de su establecimiento en el sitio.

El artesano comentó que la venta de sus productos es escasa pues el espacio, concebido como una atracción turística, no recibe a muchos visitantes. El hombre calcula que llegan entre 80 y 100 personas al día.

“Este lugar no ofrece alternativas a los turistas. Y aunque la vista y el entorno son hermosos, una familia se queda en el lugar máximo una hora”, opinó.

El tiempo y el descuido se han encargado de deteriorar las instalaciones y el espacio ya no es el mismo de hace 11 años, cuando se inauguró. Por entonces había largas filas de personas esperando para comprar un ticket para llegar a la cima de Cruz Loma.

Hoy el sitio luce vacío. La primera impresión que se tiene al llegar es la de hallarse en un pueblo fantasma, pues varias edificaciones y oficinas están desocupadas y la pintura, ventanas y puertas no se encuentran en buenas condiciones.

Además, las plantas y la maleza se apoderan poco a poco de caminos, graderíos, plazas y oficinas, ofreciendo un paisaje a momentos desolador.

Pero ¿qué paso con el proyecto?, ¿cuándo empezó su deterioro? El próximo 24 de mayo se cumplen 11 años de vida del Teleférico cuando los ojos de la ciudad estaban puestos en las laderas del Pichincha durante la Alcaldía de Paco Moncayo.

En aquella época, Galo Hidalgo, exgerente del Proyecto Teleférico Quito, señaló que el sitio tendría cerca de 40 mil visitantes diarios. Ello motivó a que 125 locales abrieran, pero en menos de 3 años quebraron 120.

Poco a poco se fue destruyendo el sueño, pues tras su tercer año de apertura, el concesionario (Fideicomiso Mercantil Proyecto Turístico Cruz Loma) tenía una deuda de        $ 500 mil con la Fundación Teleféricos de Pichincha, representante de la ciudad en el proyecto.

Esto debido al acuerdo de pago de $ 6 mil mensuales a la fundación por concepto de gastos operativos.  
El exalcalde Paco Moncayo comentó sobre lo ocurrido con el proyecto que tanto las autoridades nacionales como las locales no saben dar continuidad a los planes que dejan las administraciones anteriores, y atribuyó a este supuesto descuido la situación por la que atraviesan las instalaciones.

“Este proyecto fue concebido como una coparticipación público-privada, por lo que se entendía que debió existir un esfuerzo conjunto entre ambos sectores. Tomando en cuenta que en este tipo de proyecto los únicos que corren riesgos son los empresarios (...), son ellos quienes deben calcular bien, contratar expertos para que realicen estudios de prefactibilidad, etc. Bueno, y si toman un riesgo, es bajo su propia cuenta”, comentó el también militar retirado.

Moncayo puntualizó que la ciudad y sus contribuyentes nunca perdieron con el proyecto. “A Quito esto no le costó ni un centavo, tampoco a los ciudadanos; serán los empresarios privados quienes saquen adelante el proyecto”.

Moncayo apuntó que en su administración el papel que jugó el Municipio fue únicamente el de concesionar el sitio  a una empresa que hizo la mejor oferta para la construcción del proyecto. “La iniciativa salió del sector público, pero a través de una concesión para que una empresa privada corra con los riesgos; este modelo fue racional para promover proyectos de este tipo”, señaló.

Durante los 10 últimos años, los empresarios a cargo del Teleférico tuvieron que rever varias políticas administrativas, pues las continuas pérdidas económicas no les permitían siquiera mejorar la publicidad del lugar.

De ahí que a partir de 2008 las tarifas de acceso se redujeran; de igual manera, a través de promociones se ha intentado atraer más visitantes.

Esto porque una de las quejas de los turistas era el alto costo de la tarifa, pues en un inicio por el acceso se pagaba $ 8,50.

De igual manera, el servicio de transporte era escaso y el valor del traslado hacia las instalaciones desde diferentes puntos de la ciudad costaba entre $ 1 y $ 2,50.

Estos factores provocaron que el centro de diversiones cada día recibiera menos clientes. De ahí que, hace 4 años, la empresa estableció nuevos valores; la reducción fue de más del 50% del costo original, es decir, el ticket para el viaje cuesta actualmente $ 4,90 por persona.

No obstante, Jairo Celi y Glenda Pazmiño, originarios de Guayaquil, comentaron esta semana que el valor todavía es alto y que no justifica la visita. “El visitante, por un lado, podrá disfrutar del paisaje de la capital; eso es una experiencia inolvidable, pero no existe nada más para divertirse o disfrutar”, dijo Jairo.
Mientras tanto, Glenda comentó que “es un poco desolador llegar arriba, pues apenas hay gente. Los precios de los productos de los restaurantes van desde los $ 3 a los      $ 5; son los mismos valores que los de un restaurante en un centro comercial”, apuntó. 

Luz Elena Coloma, gerente de Quito Turismo, comentó que el Municipio no puede intervenir en el Teleférico puesto que este espacio está concesionado a una empresa privada, aunque sí monitorea la calidad del servicio del lugar.

“Legalmente nosotros no podemos hacer inversiones dentro del predio concesionado, aunque es un atractivo turístico de la ciudad (...). Hay un proceso que viene desde la administración anterior sobre el cambio de estatus de la concesión, un tema en el que nosotros podríamos actuar”, comentó Coloma.

En 2013, el presidente Rafael Correa comentó que se analizaría un fideicomiso para intervenir en la rehabilitación del proyecto, pero hasta el momento no se ha concretado dicha intervención.

Coloma añadió que el proyecto no alcanzó a cumplir sus expectativas porque los concesionarios y subconcesionarios pusieron condiciones a los comerciantes y emprendimientos que resultaron no ser atractivas para el negocio; por tanto, dentro del Teleférico hubo discrepancias.

Diario EL TELÉGRAFO recorrió la tarde del lunes las instalaciones y encontró que en la estación de Cruz Loma apenas 20 visitantes recorrían el lugar, mientras que en la estación principal apenas 5 personas hacían fila en pos de un ticket.

Se solicitó una entrevista con María Dolores Quevedo, actual gerente del Teleférico y hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. De igual manera, el diario intentó hablar con el administrador Renán Flores, pero este dijo que no podía dar declaraciones sin autorización de la gerente.
Mientras tanto, la ciudadanía desconoce cuál será el futuro de esta atracción turística. (I)

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