El Teleférico confía en que la repotenciación atraiga más turistas
Tras siete años de su inauguración, el Teleférico, ubicado en la cima del volcán Rucu Pichincha, aún no alcanza los índices de rentabilidad que esperaban sus promotores en el año 2005.
Viajar en las telecabinas es el atractivo más importante y se estima que al año llegan 300 mil turistas (es decir unas 800 personas al día), a pesar de que en los últimos años se ha publicitado los juegos infantiles y se construyó un templo religioso en honor a la Virgen de La Dolorosa.
En sus inicios el complejo tuvo dos propietarios: Esteban Celi, representante del fideicomiso Proyecto Turístico Cruz Loma, y Galo Hidalgo, gerente de Pro Status, pero divergencias entre ellos motivaron la disolución de la sociedad y empezó el deterioro de las instalaciones.
Con la separación, Celi asumió la administración de las cabinas del Teleférico, mientras que Hidalgo del resto de instalaciones: locales comerciales, de venta alimentos y bebidas, parqueaderos, zona franca, Vulcano Park y del Centro de Convenciones. De estos, solo el parque de diversiones, los parqueaderos y pocos locales funcionan, lo demás están inhabilitados y descuidados.
Los turistas llegan al Teleférico atraídos por la idea de observar la ciudad desde los 4.110 metros de altura y caminar por el Pichincha, pero el resto de las instalaciones no pueden recorrer porque están deterioradas.
Luis Andrade (28 años) llegó ayer con su familia desde Mira (provincia del Carchi) para recordar con ellos la experiencia que vivió hace seis años cuando apenas se inauguraba el complejo turístico y disfrutar del Vulkano Park, pero esta vez su impresión no fue la misma.
“Creo que es un buen proyecto, que resalta el nombre del país, con un paisaje fantástico, pero sí me dejó insatisfecho que no haya lugares para comer y que la plaza artesanal parezca un hierbero”, comentó.
Según María del Carmen Quevedo, coordinadora general de las telecabinas, la maquinaria funciona correctamente y recibe mantenimiento diariamente en horarios diurnos y nocturnos, de acuerdo a un cronograma de operaciones.
Incluso la empresa francesa que construyó el sistema, POMA, también revisa la estructura. “El año anterior se repararon el sistema eléctrico y mecánico, y se revisaron los cables”, a fin de garantizar las seguridades correspondientes y mantener la certificación internacional.
Sin embargo, los locales comerciales y de alimentos que se encuentran alrededor del área de embarque están cerrados por falta de mantenimiento, ya que la maleza cubre las paredes y veredas.
Quevedo aseguró que la causa son las divergencias que hay con Pro-Status, ya que solo esta empresa puede subarrendar los establecimientos y darle mantenimiento, porque así fue el convenio de disolución.
Quevedo indicó que las instalaciones y los equipos que ocupa el Teleférico sí funcionan correctamente y para atraer más turistas se mejoraron los senderos ecológicos en la cima del Pichincha y se habilitó uno exclusivo para la práctica del downhill (ciclismo extremo).
En el inicio del proyecto se estimaron que llegaran al complejo turístico 3’000.00 de visitas al año, es decir un promedio de 300.000 por mes, pero en el primer año hubo 1,8 millones personas y en el último año se registraron 300.000 visitas, o sea 800 al mes.