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El quiteño no se apropia aún del espacio público

El bulevar de la av. Napo, al sur de la ciudad, fue inaugurado hace pocos meses.  Foto: John Guevara/ El Telégrafo
El bulevar de la av. Napo, al sur de la ciudad, fue inaugurado hace pocos meses. Foto: John Guevara/ El Telégrafo
22 de junio de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

En 4 años, el Distrito Metropolitano quintuplicó su espacio público a través de la construcción y rehabilitación de parques, plazas y bulevares. Uno de los lugares tradicionales de la ciudad que fue parte de ese proceso y es la av. 24 de Mayo, ubicada en el Centro Histórico.  

A partir del año 2011, la vía cambió su aspecto pues se mejoraron su accesos, se adecuaron 4 plazas que guardan relación con el bicentenario de la independencia. Los nombres de estos espacios son Del Pensamiento, De la Constitución de 1822, De los Héroes de Agosto de 1809 y 1810 y Plaza 24 de Mayo.

Además, se soterraron los cables, se colocaron nuevos ductos, nueva señalización; también se recuperaron las escalinatas aledañas, se colocaron arcos de agua y se refaccionó la estatua del Cóndor, a la par que se colocó la escultura de Eugenio Espejo.

Asimismo, el proyecto preveía la participación productiva de los moradores del sector a través de proyectos de emprendimiento; es decir, mediante la creación de pequeños negocios como restaurantes, cafeterías y salas de arte.

Con todo ello, el rostro de la 24 de Mayo cambió de la calle inaugurada a propósito de la conmemoración de la fecha histórica en 1922 y en la que solo quedan recuerdos de que un día fue la quebrada de Los Gallinazos o Jerusalén.

La idea principal del Municipio, durante la administración de Augusto Barrera, fue potenciar turísticamente al sector, como parte de la regeneración del centro y de su impulso de los espacios públicos en la capital.  

Los moradores aún recuerdan las transformaciones que sufrió con el tiempo la 24 de Mayo. “En la época de los sesenta, muchas familias se fueron del barrio y fue ahí cuando el sitio se convirtió en un tugurio. Los prostíbulos, la delincuencia y el desorden proliferaron”, comentó Juan Castillo, exmorador del barrio.

Para aquel entonces, el espacio era un punto de comercio informal, en el que se podía encontrar desde camas, colchones y muebles, hasta personas que adivinaban la suerte de quien quisiera pagarles.

“El antiguo bulevar de la 24 de Mayo se llenó de mercaderes de todo tipo; vendedores de pócimas, cremas y demás productos para el alma y el combate a los brujos y demonios; trabajadores ambulantes, magos o faquires, teatros de ocasión y oradores bíblicos. Todos hicieron un cuadro formidable y pintoresco de supervivencia popular y de cultura multifacética, pero incomprendida”, describe el libro Memorias de la 24 de Mayo.

El texto también señala que a la par del comercio informal, también aparecieron prostitutas, estafadores y ladrones. Esta situación causó que muchas casas se trasformaran en hoteles de paso y refugio de delincuentes.

A partir de 1991, autoridades municipales crean proyectos de recuperación de la avenida, pero solo en la administración de Barrera estos se concretaron.

Pero a pesar del mejoramiento de la infraestructura urbana del sitio y de la constante realización de programas, este atraviesa por un problema de falta de apropiación por parte de la ciudadanía.

En la mayoría de los casos, quienes llegan al lugar lo hacen de camino a otros espacios de la ciudad. Además, pocos turistas acceden al lugar alejados por la ‘mala fama’ que aún acompaña a la zona.
“La plaza luce hermosa, especialmente en las noches. Pero a pesar de ello, este lugar no ha cambiado en el fondo. Todavía vemos a borrachitos rondando; las trabajadoras sexuales laboran a la vista y paciencia de todos e inclusive tienen una casa aquí mismo donde atienden a sus clientes. Nosotros como moradores somos los que menos aprovechamos de esta plaza”, comentó Cristina Aguilar, quien vive en el sector alrededor de 25 años.

A las 14:00, se registra movimiento en el lugar.  Niños y jóvenes salen de escuelas y colegios y cruzan por allí rumbo a sus hogares, mientras algunos trabajadores retrasados van a los restaurantes y comedores del sector en busca de almuerzos baratos.

“Este parque es muy lindo. Me gusta mucho durante las noches, porque la luz ilumina las calles o las piletas, aunque no funcionan siempre. Lo único que quisiera es que los niños podamos jugar, pues aquí no nos dejan jugar fútbol, carreras o escondidas. Sería muy bueno que pusieran juegos infantiles para que los niños juguemos”, opinó Ana María, una pequeña que aparentaba, con sus palabras, más de sus 11 años recién cumplidos.

A partir de la calle Venezuela, se puede observar varias casas en venta y locales cerrados. A pesar de que el bulevar tiene potencial turístico por contar con atractivos como la iglesia del Robo, la Estampería Quiteña y  el Museo de  la Ciudad, el lugar muestra, por lo general, poca concurrencia.

Blanca Ayala (76), quien vive cerca de la Plaza Victoria, a pocas cuadras del bulevar, comentó que hace un año puso un restaurante, pues pensó que el turismo aumentaría en el lugar, pero que aquello no sucedió. “Creí que el bulevar cambiaría la situación del barrio, pero eso no paso. Si aún mantengo mi negocio es porque mis compañeras del 60 y Piquito tienen tarjeta de almuerzos en mi local. La verdad, la fachada es muy hermosa, pero los problemas de fondo se mantienen. También veo que muchos vecinos se van del barrio y que falta mayor participación de la comunidad”, comentó doña Blanca.

La socióloga Lorena Pantoja realizó un estudio sobre la participación y apropiación del espacio público en el bulevar de la 24 de Mayo y la cercana plaza de Santa Clara durante 2 años. Según la profesional, uno de los motivos para que esos espacio se encuentren vacíos fue que el Municipio ejecutó el proyecto de recuperación sin la participación de los moradores.

“El proyecto ya estaba delineado cuando se lo presentó a la comunidad, la que se dio cuenta de que algo pasaba solo cuando vio maquinaria en el sector.  Posteriormente a ello, los vecinos decidieron hablar con el Municipio, dar propuestas, pero no fueron tomadas en cuenta, debido a que el proyecto ya se encontraba establecido”, comentó.

Pantoja cree que el proyecto no fue pensado para la comunidad sino para el turista, el que pasa por el lugar cuando las dinámicas de convivencia y consumo se dan entre vecinos, algunos de los cuales decidieron marcharse.

Parte del proyecto de recuperación del bulevar de la av. 24 de Mayo es la reubicación del expenal García Moreno, la rehabilitación del mercado se San Roque y la recuperación del Molino del Censo. Sobre eso, ahora los moradores de esos lugares piden ser escuchados.

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