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Los exalumnos desconocen el paradero del propietario del plantel

El plantel tenía oficinas en el Centro Histórico, Carapungo y Guamaní

El plantel tenía oficinas en el Centro Histórico, Carapungo y Guamaní
28 de mayo de 2015 - 00:00

En Carapungo pocas son las construcciones con más de 2 pisos, por lo que es inevitable levantar la mirada cuando uno se aproxima a una.

En el tercer piso de un edificio ubicado al frente de la Farmacia Cruz Azul, sobre la Av. Galo Plaza Lasso, aún cuelga un cartel que publicita las “matrículas abiertas” del colegio particular Segundo Ángel Tapia.

Fue así que más de 500 jóvenes y adultos se inscribieron para cursar el Bachillerato o, en algunos casos, toda la secundaria. Actualmente el colegio permanece cerrado y las antiguas aulas, en el primero y segundo piso de esa vivienda, ahora son consultorios médicos.

Según el informe Nº 004-2014 JDRC-CDD-I.P del Ministerio de Educación, el plantel habría obtenido el permiso de funcionamiento en el año lectivo 2000-2001 para operar en la calle Ricardo Jaramillo y la Av. 5 de Junio, en el barrio La Magdalena (sur de Quito). Pero desde hace 3 años el colegio funciona en Carapungo, primero en las oficinas de la Av. Galo Plaza Lasso y después en la vía Marianas. Por ello, el expediente determina que “sin la autorización no podían cambiarse a la dirección Calle J C-2  S-15 Pasaje Carapungo y mucho menos cambiarse a las instalaciones de otro plantel educativo”.

Es que en los últimos dos años el colegio a distancia ocupó las mismas instalaciones de una escuela particular que tenía sus documentos en regla.  La directora de esa institución, Patricia Simbaña,  explicó que mantenían un contrato de arrendamiento con el dueño del colegio, Héctor Tapia Viscaíno, para operar los fines de semana durante el año lectivo. “No sabemos cuál es la situación de ese plantel, pero el 9 de mayo pasado hubo una manifestación de casi 100 personas que reclamaban sus títulos”, contó.

Simbaña también comentó que el 15 de mayo pasado Tapia la contactó para solicitarle los permisos de uso del suelo y el certificado del Cuerpo de Bomberospara “legalizar a su institución en el distrito”. El caso es que los “exestudiantes” ya ni siquiera disponen de récords académicos que avalan que aprobaron la primaria y los tres primeros años de secundaria. El dueño del colegio tampoco ha vuelto a reunirse con los denunciantes. Asimismo, una hoja volante del colegio  ofertaba la misma metodología de estudio en su sede de Guamaní (sur de Quito). Hasta 2011, Tapia habría arrendado las instalaciones del Centro Educativo San Esteban, aún vigente. Según un empleado de ese centro, el colegio cerró por falta de estudiantes.

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