El Metro pasará por debajo de quebradas y redes de alcantarillado
Después del proyecto hidroeléctrico Coca Codo-Sinclair, la construcción del Metro de Quito es el segundo plan más grande a nivel nacional. Al ser una estructura subterránea “fueron necesarios rigurosos estudios de suelo”, explicó Edgar Jácome, gerente de la Unidad de Negocios del Metro de Quito (UNMQ).
El análisis geológico del suelo se realizó mediante 70 perforaciones, a lo largo de la ruta que seguirá el Metro, para definir la consistencia del suelo y los métodos de excavación más apropiados.
Debido a que Quito tiene un suelo irregular, la primera línea del Metro circulará a una profundidad de entre 15 y 26 metros, por la presencia de quebradas y redes de servicios básicos, como agua potable y alcantarillado.
El resultado del estudio corroboró la factibilidad de construir un sistema de transporte subterráneo en la capital, y que los suelos son variables, particularmente en el tramo sur, que presenta una consistencia más blanda debido a la presencia de agua.
Por eso será necesario utilizar una tuneladora para la excavación y técnicas especiales de sostenimiento para que la tierra no colapse y evitar que las edificaciones se asienten, explicó José Hidalgo, gerente de Higgeco, empresa encargada de las perforaciones.
En el sector centro de la ciudad, la resistencia del suelo es más estable y se utilizarán métodos tradicionales de excavación. En el norte ocurre lo mismo que en el sur, por lo que la metodología será igual.
Durante el estudio, la profundidad de las excavaciones fueron variables. En el sur se perforó hasta los 25 metros, en el centro, por la presencia de El Panecillo, se llegó a los 85 metros, y en el norte entre los 40 y 50 metros. “Las perforaciones fueron hechas por debajo del piso del futuro túnel para saber en donde se cimentarán las rieles del Metro”, indicó Hidalgo.
Las perforaciones iniciaron hace siete meses, primero en los sitios donde se ubicarían las estaciones, con una distancia de un kilómetro entre cada una, pero a medida que avanzaba el estudio la compañía redujo los espacios y en total hizo 70 perforaciones cada 400 metros.
Hidalgo no descarta que haya más perforaciones en el futuro para complementar la información y construir ductos de ventilación. Los sitios perforados son posteriormente rellenados y señalados con hitos para respaldar el estudio.
Para obtener las muestras de suelo se utilizaron tres métodos: percusión, mediante el cual la maquinaria perfora por medio de golpes; Shelby, cuando la maquinaria utiliza presión; y el barril muestreador, que extrae una porción de tierra y se le agrega parafina para que mantenga la humedad y permita el análisis de laboratorio.
Las muestras fueron sometidas a varios estudios, el primero fue de permeabilidad para diagnosticar la facilidad con la que absorbe el agua, el segundo fue la presiometría para medir la deformación del suelo y el ensayo Down Halle para evaluar la interacción entre el suelo y la estructura ante un sismo.
En total se han realizado 70 pruebas de permeabilidad y 139 de deformidad, además, otros ensayos y pruebas de laboratorio.
“Al comparar los resultados de las perforaciones con los ensayos de laboratorio se obtuvo un registro más preciso de las características del suelo de Quito y se concluyó que la construcción del Metro es factible”, anotó Hidalgo.