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Algunos alumnos dicen que el plantel vive una especie de declive deportivo

El Instituto Nacional Mejía busca destacarse de nuevo en el deporte

La selección de baloncesto del Mejía fue durante muchos años un signo de identidad, orgullo y tradición del plantel. Archivo / El Telégrafo
La selección de baloncesto del Mejía fue durante muchos años un signo de identidad, orgullo y tradición del plantel. Archivo / El Telégrafo
18 de octubre de 2015 - 00:00 - Julián Bravo. Instituto Nacional Mejía

Una de las características del Instituto Nacional Mejía es su trascendencia en las áreas académicas y deportivas, lo que lo convierte en uno de los mejores colegios que tiene el país.

En el ámbito deportivo, el Instituto posee clubes de baloncesto, fútbol, artes marciales mixtas (AMM), atletismo, etc. Pero sin lugar a dudas, una de las actividades que más relevancia ha tenido es el baloncesto.

Helen Quishpe (12 años), estudiante de séptimo año de educación básica, comentó que la práctica del baloncesto en el colegio es buena y que contribuye a la formación porque enseña a trabajar en equipo y genera un espíritu competitivo.

“No he tenido la oportunidad de ver jugar a la selección de baloncesto, pero me gustaría hacerlo y no sé, incluso formar parte de esta”, aseguró Quishpe.

Todos los años, el colegio abre las puertas de sus clubes a quienes quieran integrarlos con el fin de recibir mucha gente y formar más deportistas que saquen adelante el nombre de la institución.

Bryan Guayasamín (13 años), de octavo año de educación básica, mencionó que el deporte nos ayuda a mejorar nuestro estilo de vida.

“Los clubes deportivos del colegio son muy buenos, pero últimamente han decaído por la falta de entrenadores y tiempo”, aseguró el adolescente.

El declive deportivo del colegio tiene varias causas, pero la que más parece haber afectado es el cambio de jornada porque esta genera limitación de tiempo para practicar.

Jhon Paterson (16 años), de segundo de bachillerato, dijo que le apasiona el Físico Culturismo, pero que no lo practica en el colegio sino en la Concentración Deportiva de Pichincha.

Mencionó que lo que más le gusta es comprobar los resultados que produce su entrenamiento. “Se siente lo máximo. Cada vez que se rompe una vena es un esfuerzo y una meta más por cumplir”, dijo Paterson. (I)

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