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El inglés, un idioma que se ha apropiado del espacio público

El inglés, un idioma que se ha apropiado del espacio público
05 de enero de 2014 - 00:00

No   se trata de nombres como George Washington o mariscal Foch, que  identifican a 2 vías de  la urbe  y cuya escritura se justifica pues se refieren a personajes extranjeros: el héroe de la independencia y primer presidente de EE.UU. y un reconocido militar francés. Tampoco son marcas conocidas internacionalmente como Pizza Hut, Tupperware, Xerox o Subway, que son comunes en letreros de negocios de la ciudad.

Se trata por el contrario de denominaciones en inglés de comercios e inmuebles que proliferan, sobre todo, en la zona  centro-norte capitalina; aunque su presencia no resulta extraña en sectores periféricos de la urbe.

Uriel Stetic (cuya traducción al español intentaría ser Estética Uriel, aunque para ello debería haberse escrito originalmente Uriel´s esthetic) reza el letrero de un negocio que ofrece servicios de cosmetología y masajes ubicado en la avenida Amazonas, cerca de su intersección con la Eloy Alfaro. 

Asimismo, un llamativo letrero rojo identifica a un local situado en la calle Juan Pablo Sanz y al que sus propietarios han “bautizado” como Print Solutions (Soluciones de impresión).  A un lado de la Comandancia General de Policía y paradójicamente a pocos metros del edificio Antisana 1, unas letras en alto relieve indican que una construcción de varias plantas se llama Amazonas Park (Parque Amazonas).

El español Javier Vellón, en su libro El uso del inglés como estrategia discursiva en el texto publicitario, señala que generalmente se utilizan frases en otro idioma, entre otras razones, “por motivos contextuales (apertura de mercados, internacionalización del producto, globalización económica), por valores ideológicos y emocionales que vinculan al inglés con el consumidor y por la formación de las nuevas generaciones (que entienden el mensaje en otra lengua)”.

Las marcas extranjeras entrarían en el primer caso (apertura de mercados, internacionalización del producto y globalización económica).

Sin embargo, a juicio de la lingüista Anabel Estévez, el uso extendido en el país “de frases en inglés como un sistema de mercadeo obedece, más bien, a razones ideológicas y de índole cultural”, porque, según Estévez, los nombres en dicha lengua son asociados con nociones como “sofisticado, bueno, de gran calidad”.

Y la experta añade que en décadas pasadas bastaba decir que algo era americano (de origen estadounidense) para dar por sobreentendido que era  “muy bueno, durable, mejor que el producto nacional”. Y aquella idea continuaría reproduciéndose hoy a través de nombres y anuncios comerciales.

La lingüista añade que eso podría  ser aceptable, pero que, en muchos casos, el problema es que las denominaciones son “apenas alusiones a la lengua  foránea”. Esto en referencia a frases que intentan tener sentido en inglés, pero que contienen errores gramaticales y de sintaxis e incluso no significan nada.

Así, un letrero anuncia  a potenciales clientes  sobre  la existencia de la tienda de abarrotes Cristie’s (sin traducción) en el sector de Cotocollao.  Al preguntarle por la razón del nombre a la propietaria, Juana Cobo, dice que llamó así a su negocio hace cerca de 30 años en honor a su hija mayor (Cristina). Sobre el significado de la frase, la mujer afirma no estar muy segura, pero dice que le parece llamativa.

Asimismo, en la planta baja de un edificio situado  en la calle Núñez de Vela, un gimnasio se publicita como Pro Body Shape. La frase mezcla la preposición en español pro (en favor de) con  Body Shape (esculpir el cuerpo).

Pero las grandes firmas no se salvan. Pizza Hut publicita en vallas “El nuevo pizza box”. A más de la mezcla de español e inglés, hay al menos un error de concordancia: box significa caja, por lo que lo correcto sería “La nueva pizza box”.   

Por otra parte,  esta situación no se relaciona únicamente con el idioma inglés.
 En la esquina de las calles Juan Pablo Sanz y Núñez de Vela, un edificio convertido en estacionamiento público se anuncia en italiano como Novecento (novecientos). Un inmueble cercano muestra como denominación una palabra que parecería árabe: ‘Hilmad’. Mientras que en la av. Atahualpa, hay otra estructura  con un término que parece salido del español: ‘Gava’, pero cuyo significado deja dudas.

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