El barrio América es la zona de las imprentas
Algunos jóvenes operarios del barrio América llaman a este lugar como “la zona de las letras”, porque concentra a cerca de 800 imprentas en apenas 10 cuadras.
Los comerciantes de las imprentas y negocios de la industria gráfica se ubican en un área del centro de Quito, de la Universidad Central a la Basílica; y, desde la avenida 10 de Agosto hasta Miraflores.
Eduardo Telenchay es propietario de una de las imprentas más antiguas del sector, lleva 34 años en el oficio. Él afirma que al inicio solo eran dos imprentas y luego los trabajadores que aprendieron el arte gráfico pusieron sus propios negocios.
Paralelo a las imprentas crecieron otros negocios: las distribuidoras de tinta, cintas y las recicladoras de cartón y papel.
Variedad y productos
En un recorrido por la zona se puede comprobar que “el sector de las imprentas” está emplazado sobre una suave pendiente.
Al lugar desde las 08:00 hasta las 18:00 acuden cientos de personas para obtener afiches, tarjetas de presentación, hojas volantes, gigantografías y serigrafías.
Los valores van desde $ 5 el millar en blanco y negro de hojas volantes, $ 20 las mil hojas membretadas full color, hasta los $ 8 de metro cuadrado de una gigantografía a color.
La libre competencia está presente en el lugar. La mayoría de propietarios rige sus precios y sus ofertas para el cliente.
Las primeras dos imprentas se encontraron en la calle Juan Larrea y Riofrío cuyos dueños fueron Guillermo Rodríguez y Marcelo Paredes, quienes heredaron el oficio a sus empleados y estos iniciaron sus propios negocios.
Heriberto Calvache tiene 85 años y habita en el barrio San Juan, él manifiesta que este oficio fue todo un arte.
Recuerda que antes para hacer un trabajo se colocaba letra por letra para formar un nombre o frase, y se podía llevar horas de dedicación.
“Ahora ya todo es moderno y mientras más tecnología existe, la industria de las imprentas se incrementa en la zona”.
El movimiento comercial en la zona es alto y se debe a que en el sitio se desarrollan casi todo tipo de impresiones que la ciudad necesita.
Alex Tipantuña tiene su propia imprenta desde hace cuatro años. Él se especializa en cajas, sobres y carpetas. “El barrio es conocido por todos y los trabajos llegan solos. Hay espacio para que todos trabajen independientemente”.
Según Telenchay, la zona ayudó a la creación de un espacio donde los artesanos trabajan en buenas condiciones para sus clientes y ellos mismos, y con la confianza de quienes llegan en busca de un buen servicio.
Esta área urbana es parecida a una minizona industrial y céntrica colindante con varios sectores comerciales y bancarios.
Los moradores han aprendido a convivir con la permanencia de dichos negocios. Alexandra Quishpe trabaja en un local de reciclaje de papel. Ella afirma que recoge los desperdicios de las imprentas y luego los vende a otras empresas. Esta también es una forma de generar sustento familiar, indica.
Varios operarios comentaron que poseen las seguridades ante el peligro inminente de incendios por la manipulación de insumos altamente inflamables.
Los dueños de los locales se encargan de hacer revisar las instalaciones por miembros del Cuerpo de Bomberos, lo que permite mayor confianza para sus clientes y habitantes.