El aeropuerto trae viajeros y empleo
La vida de los moradores del valle de Tumbaco cambió con la apertura del nuevo aeropuerto Mariscal Sucre, en Tababela el 19 de febrero del año pasado. La apacible existencia rural se conjuga ahora con nuevas formas de movilidad, de comercio, de empleo e industria propias de la dinámica del aeródromo.
La moderna infraestructura se ha convertido en uno de los ejes de desarrollo de las 7 parroquias colindantes. Uno de los cambios fundamentales que trajo consigo es la generación de empleo, pues según datos de la Administración Zonal Tumbaco, en el primer año de operación se generaron 1.000 puestos de trabajo directos para los habitantes del área.
Uno de estos casos es el de Geovanny Lozano (25 años), quien vive en Yaruquí, parroquia ubicada a 10 minutos del aeropuerto. Hoy, Lozano trabaja en el sala VIP de espera. Y aunque su labor a veces implica jornadas de 12 horas, dice sentirse satisfecho. “Trabajo desde hace un año y puedo decir que ahora tengo más tiempo para pasar junto a mi esposa y mi hijo. Antes laboraba en el área de carga de una empresa florícola y las jornadas eran interminables. Especialmente en esta temporada (San Valentín) trabajaba toda la madrugada”, relató el joven.
El Valle de Tumbaco tiene una extensión de 6.000 hectáreas y habitan allí unas 200 mil personas.
La economía de la zona en el pasado año se dinamizó, pues sus pobladores ya no solo dependen de la agricultura o de las empresas florícolas, sino que con la llegada del aeropuerto se abrieron otros negocios, muchos autónomos, que hoy ocupan a personas de toda edad.
Un ejemplo de aquello es la calle 11 de Marzo, acceso principal de Tababela. La arteria se ha convertido en un punto de comercio, pues varias personas abrieron pequeños comercios, que hoy son visitados por turistas nacionales y extranjeros.
Hace 5 meses, Angélica Guerrón (32 años) decidió emprender su propio negocio, un viejo anhelo personal, y ahora se ha convertido en una pequeña empresaria que atiende en su local de comida a entre 30 y 40 clientes diariamente.
“Desde que supe, hace un año, que el nuevo aeropuerto abría sus puertas en este sector, no dudé en ahorrar y poner mi negocio. Al inicio solo atendíamos mi esposo y yo, pero hemos crecido y pudimos contratar a una persona más”, comentó la emprendedora.
Otro ejemplo es de Fany Mora, madre de 2 niños de 8 y 10 años, quien desde hace 8 meses tiene su propia cafetería.
“Mi esposo era quien mantenía a la familia; tenía un taller de carpintería. Pero nos dimos cuenta de que el sector crecería por el aeropuerto y decidimos iniciar este negocio. Y nos va bien; semanalmente atendemos a unas 200 personas y pensamos en ampliar el local y convertirlo también en una pizzería”, aseguró la mujer.
En el caso de trabajos directos, en la terminal aérea laboran casi 5.000 personas, un 20% de las cuales residen en zonas aledañas. Según Quiport, concesionaria del aeródromo, la mayoría de empresas prefiere contratar a personas del lugar.
Por ejemplo, con la inauguración del Quito Airport Center (el centro comercial de la infraestructura) el 6 de noviembre pasado, también se abrieron plazas de trabajo.
Beatriz Mora (18 años), trabaja desde hace 6 meses como cajera en la tienda Bestime. Mora vive en Yaruquí y esta es su primera experiencia laboral. A partir de ello, planea ahorrar y estudiar una carrera universitaria. La joven aseguró que trabajar en el aeropuerto le obliga a ser una buena profesional, pues a diario recibe a turistas nacionales y extranjeros.
“Es muy difícil conseguir trabajo en Quito, en Tumbaco o Cumbayá, pues hay mucha competencia de por medio. La verdad, trabajar aquí fue una suerte porque mucha gente entregó sus carpetas”, dijo la mujer.
Con su uniforme celeste, Andrea Carlosama (20) luce impecable. Esta madre de un niño de 2 años y cabeza de hogar, vive en Pifo y trabaja desde hace 4 meses en uno de los locales de comida rápida del centro comercial.
“Unos meses atrás veía difícil conseguir trabajo en las parroquias cercanas, pero me di cuenta que aquí en el aeropuerto dan preferencia a las personas que somos de la zona. Al menos otros 5 habitantes de mi parroquia trabajan en este lugar”, afirmó Carlosama.
Frente a la inminente etapa de desarrollo, el valle de Tumbaco fue declarado por el Cabildo capitalino como Zona Económica Especial. Una herramienta de progreso que no basa sus beneficios únicamente en la parte tributaria, sino también en regímenes aduaneros, impositivos y laborales especiales, pero que sobre todo apuesta al crecimiento de la industria y de servicios con valor agregado.
Una ciudad aeroportuaria
La concesionaria Quiport es la encargada de poner en práctica el concepto de ciudad aeroportuaria en la que se planea convertir al aeropuerto ubicado en Tababela.
Según Carlos Criado, funcionario del grupo, las instalaciones aeroportuarias estaban pensadas antes básicamente como un lugar de carga y de tránsito de pasajeros. Pero esta concepción cambia cuando a un espacio de ese tipo se le complementa con servicios como hoteles, centros comerciales y estaciones de gasolina, entre otros.
Leonardo Paz, un ecuatoriano residente en Estados Unidos y quien regresa un vez al año al Ecuador, comentó que las instalaciones del nuevo aeropuerto quiteño son similares a las terminales aéreas de otros países. El hombre añadió que existen servicios de primera calidad y que la distancia a la ciudad no representa ningún problema.
Al inicio de las operaciones, la ubicación del aeropuerto causó algunas dificultades entre los usuarios, acostumbrados a la antigua estructura, enclavada en la parte norte de la capital.
Un vehículo particular realiza un recorrido de entre 45 minutos y una hora para llegar al aeropuerto desde Quito. Pero ahora, con la apertura de una parte de la Vía de Integración de los Valles (Ruta Viva) se puede llegar hasta en 30 minutos.
El Cabildo inauguró la Fase 1 de ese proyecto en diciembre del año pasado. El tramo actual atraviesa Cumbayá y Tumbaco en aproximadamente 4 km y permite a los usuarios ahorrar entre 10 y 15 minutos de desplazamiento. Se prevé que este año concluya la totalidad de la obra.
La ruta Collas también forma parte del proyecto de acceso a la instalación, pero desde el lado occidental del Distrito. Según el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, la vía de 9 km será entregada en el segundo semestre de 2014.
Con ello, la inversión vial en la zona bordea los $ 240 millones.
Otro de los inconvenientes que existieron al inicio del funcionamiento fue el de atrasos y suspensión de vuelos.
No obstante, según Freddy Égüez, gerente de la Empresa Metropolitana de Servicios Aeroportuarios, este tipo de problemas no superó el 1% (unas 60 horas) del tiempo de operación en los primeros 6 meses, el momento más crítico. Una cifra inferior al 3% (133 horas), que según el funcionario dejaba de operar, en promedio, el antiguo aeropuerto anualmente.
Sin embargo, esta situación se ha superado, en general, como lo muestran los reportes diarios de arribos y llegadas de vuelos disponibles en la Web. Quiport señaló que las situaciones de este tipo que aún se presentan, dependen, en su mayoría, de factores climáticos específicos y de operación de las aerolíneas.
La concesionaria añadió que en la última encuesta de servicio y calidad (diciembre de 2013) se reflejó una aceptación de los usuarios del 85%. En la primera de estas encuestas, corrida en julio y agosto pasados, el resultado fue del 75%.
“La atención está bastante bien, puesto que ahora contamos con amplios espacios y con diferentes servicios. Considero que lo más difícil ha sido la distancia, pues venimos desde Tungurahua”, manifestó Héctor Romero, un pasajero que esperaba abordar un vuelo hacia la ciudad de Madrid.
El aeropuerto de Quito realizó 190 operaciones diarias en promedio durante 2013. En ese mismo período, transitaron en total 5,5 millones de pasajeros nacionales e internacionales por el edificio. En el caso de viajeros internacionales, la cifra se incrementó 12% con respecto al último año de funcionamiento del antiguo aeródromo. Y a nivel nacional, hubo un crecimiento del 3,9%, totalizando 3,3 millones de viajeros de esta clase.
Uno de los cambios que trajo consigo la nueva estructura se produjo a nivel de carga, pues la pista puede recibir aviones con peso de hasta 400 toneladas. Un ejemplo de ello fue el aterrizaje, en julio anterior, del Boeing 747-800 de la compañía Etihad Cargo, considerado uno de los aviones más grandes a nivel mundial. Además, solo en este mes, por San Valentín, llegan de 14 a 15 aeronaves diarias. Tababela mueve en promedio unos 2,7 millones de kilos de carga, mensualmente, según registros del Servicio de Aduanas del Ecuador.
La pista, de 4,1 km, es 1.000 metros más larga que la del antiguo aeropuerto y está a 400 metros menos de altura. Esto significó, entre otras cosas, el tránsito de aviones de pasajeros en vuelos directos. Por ejemplo, la compañía nacional Tame realiza 4 viajes a la semana a San Pablo (Brasil) y la española Iberia tiene 3 desplazamientos semanales a Madrid; en tanto que KLM hace un vuelo diario a Ámsterdam, y Aeroméxico también cuenta con una ruta directa a Quito.
Tras el crecimiento de pasajeros y rutas, Quiport inició la construcción, desde agosto, de la Fase II, que implica la expansión del área de pasajeros nacionales, lo que implica aumentar la capacidad hasta 3.000 viajeros diarios, en un espacio de 2.000 m². Se invierte en ello $ 15 millones.