El 48% de los ciudadanos prefieren los parques para realizar actividad física

La ciudad de Quito se extiende como una larga seguidilla de calles, casas, plazas y parques; áreas verdes estas que resaltan a la vista desde un punto elevado.

La encuesta Percepción sobre la Calidad de Vida en Quito señala que más del 80% de los capitalinos prefiere ver películas o televisión en su tiempo libre; sin embargo, datos del Instituto de la Ciudad señalan que el 88% de los habitantes de la urbe practican algún tipo de actividad física durante la semana.

La actividad preferida es la caminata (68%), seguida de algún tipo de ejercicio (12%), juegos con las familia (9%) y bailoterapia (5%).

En tanto que los parques, con el 48%, son los lugares preferidos para ejercitarse o divertirse y le siguen las calles, con el 26%.

A lo largo de la ciudad se ubican 9 grandes parques: Parque Metropolitano Equinoccial (Pomasqui); Parque Bicentenario (antiguo aeropuerto); Parque Metropolitano Guangüiltagua (El Batán); Parque La Carolina (Iñaquito); Parque El Ejido (centro-norte); Parque Itchimbía (El Dorado); Parque La Alameda (sector del mismo nombre); Parque Las Cuadras (Quitumbe); Parque Metropolitano Chilibulo Guayapungo (Chillogallo). En todos ellos, es considerable la asistencia de público, no importa el día de la semana.

Su creación arrancó hace unas 2 décadas, cuando se inició la expansión del espacio público.
Don Marco Morales es taxista desde hace 25 años. En sus recorridos ha visto expandirse a la urbe, ha visto caer casas y levantarse edificios. Pero —dice— que hay cosas que no cambian, sitios que permanecen en la memoria y sobre el asfalto. Él vive en el sur de la ciudad, pero hace más carreras por el centro norte de la capital.

“A alguna hora tengo que comer, niña. Si me coge por el Centro Histórico la hora de almuerzo, me voy a los secos del Mono en Monteserrín o como en el puente del Guambra. Dejo ahí estacionado el carro y me cruzo al parque. Imagínese todo el día manejando en esta ciudad. Si encuentro a algún compañero, me echo una partidita de 40 y luego vuelvo al trabajo”, dice don Marco, caminando por El Ejido, relajado, feliz de estirar las piernas durante un rato.

Por supuesto, no puede escaparse todos los días y no siempre coinciden sus carreras cerca de un parque, pero apenas puede, aprovecha y descansa el cuerpo y la cabeza.

Los fines de semana no va al parque. Prefiere descansar “Es que como estoy siempre en los parques entre semana, prefiero no ir y quedarme en mi casa”, asegura.

Aunque si lo piensa un poco, se decide al fin por su parque favorito, de los que ha conocido por sus rutas. Sí, es El Ejido. “Está en mitad de la ciudad y hay de todo. Hay comida, hay espacio para dormir, hay espacio para jugar barajas, hay teatreros; algunos no son tan chistosos, pero otros sí. Y hay unos que vienen a jugar a los cocos. Yo todavía no estoy tan viejo para eso y tampoco tengo tanto tiempo”, afirma riendo.

Es extraño, pero a la vez divertido, recorrer el parque con un taxista, fuera de su vehículo. Ya por los senderos, se olvida del tráfico, del estrés, y solo camina mientras cuenta las grietas del suelo. Cuenta historias; sus historias.

Y camina, mientras habla, mientras recuerda, seguramente como otros caminarán en otros parques en la ciudad, siempre en una suerte de continuidad.