Las quiteñas demandan más opciones de belleza
En la capital cada vez se ven más negocios que ofertan belleza. Me llama la atención y decido ver qué novedades tienen para lucir mejor.
Recorro a pie el sector del parque La Carolina y La Pradera, al norte de Quito, y visito cuatro sitios especializados en: uñas, cejas, pestañas y maquillaje. Aunque no lo creamos esas pequeñas partes de nuestros rostros y manos son importantes para impactar a primera vista.
Los locales están repletos y advierto que varias oficinistas se escapan de los trabajos, antes de la hora del almuerzo, para ir a arreglarse.
En la avenida Mariana de Jesús y Eloy Alfaro leo un rótulo que dice: Uñas V.I.P by NYC, Spa y Peluquería. Se ve moderno e impecable. Hay varias clientas. Entro y me recibe con una sonrisa Pamela Gaón, la propietaria. Al ver los diseños que las nail artists están haciendo en las clientas mejor escondo mis manos, con manicura hecha por mí misma y ya descascarada, por abajo de mi libreta.
Son espectaculares las técnicas que Gaón me explica. “Gracias a las influencias de la moda de Nueva York los estilos se trasladan a las uñas. Siempre unas manos bien cuidadas hablan bien de la mujer”, indica.
Además de uñas acrílicas y esmalte permanente de gel, en uñas V.I.P trabajan diseños 3D con incrustaciones de bisutería diminuta y hasta con piedras de Swarovski. Un trabajo completo puede costar unos $ 29 y con cuidado puede durar dos meses.
Según Gaón, las quiteñas estamos arriesgando más en cuanto a la decoración de uñas. Entonces, decido hacer algo por mis manos, pido cita para el feriado. Me marcho y continúa mi recorrido.
En las calles Diego de Almagro y Pradera encuentro el sitio: Cejas Perfectas Eyebrow. Aunque el local también está lleno, la atención es excelente y personalizada.
Ingreso y una de las chicas de mandil azul se acerca. Me dice que se llama Karla Hernández y me mide las cejas. Toma una foto. La vemos en una pantalla y en pocos segundos, gracias a un software especial, mi cara aparece con unas cejas soñadas… Me explica las distintas técnicas de sombreado, micropigmentación (procedimiento estético que mejora los rasgos), pelo a pelo, entre otras.
Como no soy mucho de cambios de look radicales y tampoco cuento con las dos horas para el sombreado, le agradezco y opto por lo más simple: la depilación. “Se puede hacer con cera, pinza, cuchilla o hilo”, me dice. Escojo el hilo, que cuesta $ 8 y me toma 15 minutos. Depilarse, en general, sí duele, siento cómo miles de tijeras diminutas dibujan la forma que mis cejas deben tener.
Mientras me miro al espejo Fernando Panesso, más conocido como el “Gurú de las cejas” y dueño del lugar, me cuenta que cuando llegó a Ecuador hace 12 años “nadie se arreglaba las cejas y hoy, en cambio, es una tendencia en crecimiento”.
El colombiano asegura ser el pionero de esa práctica en Quito. Me cuenta orgulloso que con su negocio ha aportado al desarrollo del talento de la mujer ecuatoriana, pues en su equipo de trabajo, en las 6 sucursales, hay 65 ecuatorianas.
Me voy contenta. Camino por la avenida De la República hacia la Eloy Alfaro. Allí está La Pestañería. Las 7 camillas están llenas y hay jóvenes esperando. Una de las dueñas, Alexandra Sandoval, se acerca amablemente y me enseña un catálogo con los distintos tratamientos.
“Están de moda las extensiones de pestañas. Con eso se ven más largas, tienen efecto de rímel. Son ideales para verse perfecta desde que te levantas de la cama”, me asegura.
El precio de ese servicio empieza en $ 49 y con mantenimiento puede durar 6 meses. Estoy encantada viendo la minuciosidad con la que pegan las extensiones de pestaña una por una, a milímetros de la raíz. “Esta técnica se recomienda pues no se tocan los folículos del párpado”, añade Sandoval.
Para eso necesito dos horas, entonces mejor decido regresar en un mes para hacerlo. Entre el público de esta cadena de belleza hay “amas de casa, modelos y asambleístas que por sus cargos deben lucir cada vez más cuidadas”. Me despido con la promesa de volver pronto.
A dos cuadras se encuentra Jaqueline Me Sorprende, y de verdad me siento así. Parece una de las tiendas de maquillaje de aeropuertos y malls de EE.UU.
Alcanzo a ver marcas como: Cover Girl, Max Factor, Revlon, Loreal, Maybelline, Flormar, Milani…
Paula Contreras, jefa de la tienda, me recibe muy cordial y me explica que siempre tienen promociones. Por ejemplo: por cada $ 50 de compras se da un cupón para una sesión de maquillaje. O se pueden acumular cuatro cupones y cambiarlos por un curso de automaquillaje.
Reviso los precios y de verdad están módicos. Allí la asesoría es clave. Hay 8 personas que ayudan a ver cuál producto es el adecuado. “Las consumidoras ahora nos demandan productos profesionales de calidad para el cuidado diario de la piel y para la prevención del envejecimiento”, dice Contreras.
Termino contagiada de las buenas vibras que recibí en cada sitio. El servicio que dan los lugares especializados de belleza que visité es realmente excelente.
De regreso a la redacción de este Diario me fijo en las mujeres que caminan conmigo. La mayoría se ve bien arreglada y con la mirada de moda. Después del recorrido sé que les pudo costar entre $ 58 y $ 250.
El primer monto cubre el lifting o levantamiento de pestañas y la depilación de las cejas. El segundo valor es por la micropigmentación de las cejas y las extensiones de pestañas.
Cuando se trata de estar guapas las mujeres no ahorramos. (I)
Asesoramiento
Se realiza un trabajo ético
Fernando Panesso, de Cejas Perfectas, afirma que lo más importante es el asesoramiento a la usuaria. La cliente sabe cómo va a quedar y se le recomienda la técnica adecuada para su rostro, tipo de piel y, sobre todo, presupuesto.
2 horas es el promedio de tiempo para realizarse cada tratamiento de belleza.
Consultoría profesional
En La Pestañería, Uñas V.I.P y Jaqueline también hay profesionales que analizan lo que el cliente quiere: se ve si es posible y si no sugieren lo más conveniente. Por eso cada procedimiento toma tiempo. (I)