Distribuidor se abrió con obras de última hora
A la hora en que el alcalde Mauricio Rodas inauguraba ayer el intercambiador de la av. De Los Granados (nororiente de Quito), señalética vertical era colgada sobre el ingreso al paso deprimido que conecta a la vía con el redondel Del Ciclista.
En la acera sur de la avenida, cerca de su intersección con la Eloy Alfaro, cables de telecomunicaciones yacían regados por el suelo.
Asimismo, la vereda norte de la av. Río Coca aún no está terminada y la tubería para el soterramiento de cables sigue a la vista, mientras pilas de adoquines ornamentales esperan su turno para ser colocados.
Esto obliga a los transeúntes que caminan desde la terminal microrregional hacia el oriente a hacer equilibrio en el borde del paso deprimido que conecta a la Simón Bolívar con el área.
Entre tanto, cierta desorientación reinó entre los conductores en las primeras horas de apertura total de la obra. No faltó quien se detuviera a preguntar a los agentes civiles desplegados en el sector qué paso deprimido o rampa debían tomar.
Sin embargo, la presencia de estos no evitó que filas de vehículos se formaran en el ingreso al intercambiador desde la parte norte de la Eloy Alfaro y desde el sector de la Simón Bolívar; así como en el ingreso a la Río Coca, en dirección oriente-occidente.
A la entrada de la estación microrregional, el alcalde Rodas señalaba en su discurso que el distribuidor de tráfico “beneficia a más de 200.000 quiteños que viven en su zona de influencia o que circulan por el sector”.
Dijo, también, que la infraestructura “prioriza el transporte público con pasos deprimidos que permiten el ingreso a Quito y dan salida directa a los valles, los peatones también se benefician con pasos peatonales inclusivos”.
La construcción de la obra arrancó en marzo de 2016 y estaba previsto que concluya en diciembre.
El retraso es atribuido por la Alcaldía, entre otras cosas, a las dificultades ocasionadas por la fuerte temporada de lluvias que ha afrontado la ciudad y el país.
Adicionalmente, durante la construcción se presentaron dificultades. Por ejemplo, se debió mover tuberías de agua potable para permitir el establecimiento de la conexión entre las avenidas De Los Granados y la Río Coca.
Igualmente se debieron reforzar tramos del suelo en que se edificaba el intercambiador pues se encontró que la obra se halla en un área de rellenos.
Además, el avance no fue el programado por la necesidad de mantener habilitadas algunas áreas a la circulación, debido a las características de gran afluencia vehicular de la zona.
Entre tanto, los comerciantes de la zona que vieron reducida su actividad a causa de la obra y sus retrasos esperan que con la apertura de la zona, su situación mejore.
Inés Lechón, dueña del asadero La Merced, asegura que a partir de ahora le pondrá “mucha fe” a su negocio para resarcirse de las pérdidas de los últimos 13 meses. (I)