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Deporte barrial, una centralidad aglutinadora

Deporte barrial, una centralidad aglutinadora
03 de diciembre de 2014 - 00:00

El deporte barrial es lo que, potencialmente, nos queda de la organización comunitaria que posibilita un encuentro y un acercamiento muy importante alrededor de la actividad física. Nuestra vecindad se ha hecho desde la minga, desde la solidaridad y también desde el deporte.

Pero el deporte encuentra, especialmente en el fútbol barrial,  una particularidad importante frente al criterio que tenemos sobre las ligas mayores, las cuales son mediadas por el factor económico.

En el fútbol rentado cuesta el pase del futbolista y tiene un precio la organización. En tanto, si en el campeonato barrial se paga para ver un partido, este costo es simbólico, mínimo. Es para las aguas, las colas, el árbitro; es diferente a la lógica de trabajo que hace un jugador, porque en esa confección del balompié profesional el futbolista es un trabajador.

En cambio en la liga barrial intervienen todas las potencialidades emotivas de un ser humano, es maravillosamente lúdico; un juego que encanta por el ñeque, por el empuje que se pone.

 Y, ¿a quién se agrada? Se agrada al papá, a la mamá, a la familia, a la novia. Los jugadores se exponen íntegros, sudan la camiseta por llevar adelante el valor de la vergüenza hacia quienes ven todos los días en la cotidianidad de la ciudadela.

Es la construcción del imaginario, cada fin de semana, que conlleva un sentido de proximidad.

Es el fútbol del prójimo, de los más próximos, de los que más cerca están y de los que siempre se encuentran en todos los espacios del barrio.

En Quito comenzó y se masificó porque sus habitantes tenemos la particularidad de ser más organizados en la concepción de la política y de la responsabilidad ciudadana, no en el concepto de partidismo político, sino en el del deber y en el derecho de ser ciudadanos.

Así como nos organizamos para el 40, para el festejo de Quito, para resolver los problemas de nuestra comunidad, nos organizamos para resolver nuestra lúdica, nuestro juego y nuestra recreación.

No es cuestión de unirse para el campeonato de fútbol u otra práctica como el ecuavóley o el básquet; lo importante es que el deporte barrial se volvió una centralidad aglutinadora, que permite articular otras formas sociales de organización.

Pero no podemos hablar únicamente de lo maravillosa que es la organización barrial alrededor del deporte, pues también trae algunas consecuencias.

Me refiero a la cerveza después del partido de fútbol, ya que, generalmente, media una apuesta. Eso debe evitarse, porque nuestra condición humana, cuando suben las tensiones, las emociones, la adrenalina... termina en riñas.

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