“Estoy de acuerdo, pero no como está planteado”. La frase suena contradictoria, pero para cuatro ex alcaldes de Quito esa es la forma de  “ofrecer su experiencia sobre la ciudad” a quien hoy ostenta ese cargo: Augusto Barrera.

La  oposición no es frontal, aunque Sixto Durán Ballén cuestione un  manejo “arbitrario” de proyectos como el Metro de Quito, y aclaren  que sus “aportes” -expresados en público ocho meses antes de las elecciones para alcaldes, prefectos y juntas parroquiales- están absolutamente desligadas de un afán político.

En el penthouse del hotel Dan Carlton, la noche del miércoles, Durán Ballén, Rodrigo Paz, Roque Sevilla y  Andrés Vallejo expusieron sus anécdotas y la gestión que impulsaron desde la Alcaldía, entre uno y otro  elogio del economista Vicente Albornoz, el moderador.

A ese evento, organizado por el Consejo de Cámaras y Asociaciones de la Producción, la organización Konrad Adenauer Stiftun y el concejal  Fabricio Villamar, también fue invitado Paco Moncayo, pero se excusó porque tenía otro compromiso previamente adquirido.

Seguramente el público -entre quienes estaban sus ex concejales Antonio Ricaurte y Wilma Andrade- esperaban sus “aportes”, pues el aeropuerto internacional de Tababela y el Metro de Quito fueron los proyectos más comentados, aunque para Villamar: contaminación, intolerancia, inseguridad y falta de planificación son los mayores problemas de la ciudad.

En torno al Metro de Quito los criterios fueron diversos, pero finalmente coincidentes: es urgente un sistema de transporte masivo, pero no como se plantea el proyecto. Paz auguró la falta de sostenibilidad del sistema por el  alto costo -$1.500 millones de inversión hasta 2016- que representará su operación y mantenimiento: $81 millones mensuales, arrojan sus cálculos, que debería asumir el Gobierno central. Para él, una opción es renovar la flota del Trolebús por unidades con capacidad para 250 personas (100 más que las actuales), sin mencionar cobertura y calidad del servicio.

Durán Ballén es más confiado y cree que la única arbitrariedad del proyecto está en el diseño de las estaciones, pues considera que al construirlo en línea recta, la ciudad se ahorraría al menos 7 km de túnel. También le sugirió al alcalde Barrera, en 2010, la construcción de una línea de transporte con similares características que parta desde El Ejido hacia Tababela con dos paradas intermedias: Cumbayá y Tumbaco, para los usuarios del nuevo aeropuerto. El recorrido -dijo- se reduciría de 90 a 23 minutos. Lo que no explicó es cómo se conectarían los habitantes del extremo sur y extremo norte con El Ejido.

Roque Sevilla, en cambio, cree que Quito debe tener una visión de futuro y recuperar el liderazgo internacional. Le preocupa el crecimiento del parque automotor con 30 mil unidades al año, que no se resuelve con un nuevo redondel.

Por ello, plantea “sistemas novedosos de transporte” que no son el Metro subterráneo ni los trenes elevados, sino un modelo aplicado en dos ciudades alemanas: el airbus, un sistema de canastas con capacidad de hasta 200 pasajeros sostenidas por cables y que pueden alcanzar los 120 km/h. Los postes serían de hormigón armado y se ubicarían cada 200 m. Además, cree que el problema de la movilidad podría resolverse con la inmovilidad: dotando al 100% de hogares de Internet para realizar cualquier trámite, incluso escolares, reduciendo los días de  asistencia a los planteles e implementando   clases virtuales.

Para Vallejo: ninguna medida resolverá los problemas de la ciudad si no se planifica a largo plazo y critica “la tendencia a centralizarlo todo” que promueve el actual Gobierno. En un breve resumen cita todos los proyectos que emprendió su Alcaldía y que la actual suspendió. Cree que lo fundamental de la cita habría sido que Barrera asista y escuche lo que la “experiencia” tiene para aportar “porque sin su participación pasaremos un momento agradable, escucharemos preguntas interesantes, pero no se trata de eso sino de que la experiencia  de varios años pueda ser aprovechada por las diferentes administraciones municipales”.

Pero esa experiencia no fue suficiente para responder ¿por qué los cierres constantes del aeropuerto de Tababela por problemas climáticos?, como le planteó una periodista una vez que concluyó el foro: “Eso pregúntele a la DAC”, sostuvo tajante y se alejó del micrófono.

La interacción con el público fue mínima, pues se aceptaron unas cuantas preguntas por escrito, previamente seleccionadas por el moderador. La foto oficial de los participantes dio por finiquitado el evento, en el que minutos antes alguien del público pidió abrir los micrófonos para los oyentes.

Enseguida, personajes como Juan Carlos Solines, de CREO, y Ricaurte abandonaron el salón, mientras los demás disfrutaban los aperitivos.