Este jueves se confirmó la salida de la empresa brasileña Odebrecht del proyecto del Metro de Quito.

La compañía emitió un comunicado ayer en el que aseguró que los procedimientos jurídicos para su desvinculación del consorcio que conformaba con la española Acciona se habían completado.

La intención inicial de la separación fue comunicada en octubre del año anterior a la Alcaldía de Quito por ambas empresas.

Ello ocurrió dos meses antes de que el Departamento de Justicia de EE.UU. revelara una red de corrupción que involucra a la firma sudamericana y que tiene nexos en buena parte de América Latina, incluido Ecuador.

En abril pasado, el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, anunció que había autorizado la disolución del nexo comercial entre las empresas.

Ello luego de que los cuatro organismos multilaterales que financian el sistema de transporte dieran su visto bueno al procedimiento.

Tras ello, sin embargo, Odebrecht anunció su intención de permanecer en la obra bajo el argumento de que los procesos necesarios para oficializar la separación no se habían completado.

Esto generó una guerra mediática entre ambas firmas, en las que la europea anunciaba que continuaba en solitario con la construcción y era desmentida por la latinoamericana.

El hecho generó preocupación en el Concejo de Quito, cuyos integrantes manifestaban su temor de que eventuales acciones jurídicas de parte de la brasileña pudiesen afectar los trabajos.

No obstante, las obras manejadas de facto por Acciona en solitario no se han detenido y la construcción registra un avance del 51%.

El alcalde Rodas anunció el lunes la conclusión de las obras civiles en ocho de las 15 estaciones del sistema y la excavación de más de ocho de los 22 kilómetros que conformarán la vía subterránea.

Queda por resolver cómo se financiarán los $ 250 millones que comprometió el Banco de Desarrollo de Brasil  (BNDES) para el resto de las labores y que estaban atados al accionar de Odebrecht.

La Alcaldía busca alternativas de crédito. (I)