Con música y color, Quito cerró sus fiestas
El grito de Miguel Tejada, de 7 años, llamó la atención de los asistentes ayer en el Parque Bicentenario, en Quito. “Esa es mi abuelita, allí está”, dijo al ver a Marisol Ocaña, de 74 años, bailar el ‘Chulla quiteño’ con un vestido verde con pliegues multicolores. El niño llegó a apoyar a su abuela materna, quien fue ayer el centro de atención en el Desfile de la Confraternidad, que se realizó en ese parque.
A pesar de su edad, Ocaña no dejó de mover su vestido y lanzar besos volados al público. “En Quito forjé mi vida y mi historia”, dijo la mujer, que asistió junto a sus compañeras del programa 60 y Piquito del Municipio. No fueron los únicos en desfilar. También estuvieron representantes de más de 40 escuelas y colegios públicos, privados y fiscomisionales, quienes representaron a personajes de leyendas y tradiciones como las carishinas, beatas y chullas de la capital.
Esta fue una de las últimas actividades de cierre de las celebraciones por los 480 años de fundación de la capital. Ocaña participó por primer vez en el desfile y por ello estuvo emocionada. “Me da gusto que se valoré a los adultos mayores”. También estuvieron las reinas de la tercera edad, entre ellas Elva Cárdenas, quien comentó que hace 12 años participa en la que llama una ‘fiesta de la quiteñidad’.
Cárdenas fue reina de la tercera edad en 2002 y para ella participar es “importante, porque muchas veces a los adultos mayores se deja en un segundo lugar”. La mujer usó pollera y largas cadenas doradas. “Soy de Pichincha guambrita, ay caramba”, cantó la mujer, mientras movía sus caderas con una chalina roja entre sus manos.
El tradicional: ‘¡Que viva Quito!’ se escuchó durante todo el recorrido de las comparsas. Miguel Loaiza es de Colombia, pero vive en Quito hace 8 años. Se disfrazó de mimo y puso a reír a quienes pasaban a su lado mientras los imitaba. Así, caracterizó a mujeres embarazadas, hombres, niños y adultos mayores. “Soy el mimo que jamás falta en toda feria, quiero a Quito como si fuera mi tierra”, dijo emocionado el hombre. Fue uno de los más aplaudidos.
La mirada de los quiteños se centró en el carro Ford Line de 1954, que con ostentación manejó Cristian Chulca en el desfile. El vehículo, que pertence a la hacienda Villa Vieja, trajo más de un recuerdo a los asistentes. Ismael Ayala, de 75 años, dijo que esos vehículos solo usaban las élites quiteñas. “Quito era una ciudad pequeñita y en aquella época ver un carro así era todo un lujo”, contó.
En el desfile participaron las bandas de paz de los colegios Montalvo, Mejía, Montúfar, Central Técnico, 24 de Mayo, Fernández Madrid, Militar, entre otros.
A Enrique Santamaría le gustó el desfile. “Siempre será grande mirar a los jóvenes rendir un homenaje por la ciudad”, dijo. Sin embargo, a Carlos Sánchez no le gustó el espectáculo, “son fiestas de Quito y muchos colegios en vez de interpretar pasacalles, sanjuanitos de nuestra tierra, interpretaron canciones de otros países como de Bolivia”.
En la noche estuvo previsto que se realice la sesión solemne, en la que se esperaba la intervención del presidente Rafael Correa, junto al alcalde de Quito, Mauricio Rodas. Durante el Desfile de la Confraternidad, Rodas dijo que ratificaba su compromiso de trabajar en forma coordinada con las autoridades nacionales.