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Con máscaras, coplas y agua ya se vive el carnaval en Quito 

Con máscaras, coplas y agua ya se vive el carnaval en Quito 
03 de febrero de 2014 - 00:00

El sonido de los tambores y los coloridos disfraces del grupo de teatro Los Perros Callejeros atraen a niños, jóvenes y adultos a unirse en un recorrido diseñado para festejar el carnaval, rescatando tradiciones populares y disfrutando de juegos de agua que ayudan a refrescar ante el intenso sol quiteño de estos días.

La exposición ‘Máscaras del carnaval’ se instaló en la plaza de la que será la estación La Magdalena del metro de Quito, que se construye desde el sur de la ciudad hasta El Labrador, en el  norte.

El parque del lugar se transformó en un minimuseo al aire libre que cuenta  con juegos infantiles, piletas y  chorros de agua que salen del suelo para deleite de todos, especialmente de los niños.  

Durante el recorrido, los  visitantes pueden aproximarse hacia las máscaras que miden un metro de alto y fueron fabricadas con metal, acrílico, fibra y materiales reciclados que plasman a personajes del carnaval tanto nacionales como extranjeros. Ahí están diablos, payasos, ‘taitas’ y ‘mamas’, pero también diseños que recuerdan al carnaval de Venecia. Cinco integrantes del grupo Los Perros Callejeros guían con silbatos, acordeones, tambores y trompetas a las familias por los 10 diseños. Cuando la música se detiene es tiempo para  las coplas y las risas de los presentes.    

“Han hecho estas máscaras para recordar a los niños y a los mayores los personajes que salían antes y  durante el carnaval, cuando la fiesta era total. Aquí están casi todas las máscaras que se ven en el área andina”, cuenta al público Héctor Cisneros, uno de los teatreros que lleva disfraz de un  danzante.

El carnaval se vive
en el Ecuador no solo como un feriado sino también como una fiesta popular.
El carnaval se vive en el Ecuador no solo como un feriado, sino también como una fiesta popular que se celebra de las más variadas formas en distintas ciudades y comunidades del país. “El carnaval de los mestizos termina e inicia en la Cuaresma, pero sus raíces están enlazadas a la fiesta indígena del Equinoccio con rituales vinculados a las prácticas agrícolas, el trabajo cooperativo, la relación con la tierra y la religiosidad”, indica una leyenda ubicada a la entrada del parque.

Otra forma de festejar es con agua, un elemento que no falta en el recorrido y que aquí pasa de ser el líquido vital, cada  vez más escaso en el planeta, a un instrumento de lúdica que termina empapando a grandes y pequeños.

Daniela Páez, de 11 años, salta descalza y feliz en medio de la corriente de agua que sale con fuerza del piso. Llegó al parque luego de recorrer de norte a sur la ciudad en bicicleta junto a su familia. La pequeña  se sacó los zapatos y estuvo dispuesta a mojarse de pies a cabeza, como cuando juega al carnaval con sus primos y hermana. “Esto es muy divertido, a mí me encanta el carnaval”, dice emocionada. Para ella,  “las máscaras son muy creativas, no sabía que tenían que ver con el carnaval”, señala.

Bajo el intenso sol y una temperatura cercana a los 20 grados centígrados, gente de todas las edades  aprovechaban el agua y el espacio público en el que se congregan familias a disfrutar de los días de descanso.

Los juegos de agua y piletas son atractivos permanentes del parque, pero la exposición solo estará montada hasta el 4 de marzo. Los recorridos junto al grupo de teatro se realizarán todos los sábados y domingos de febrero, a partir de las 11.00 y durante el feriado de carnaval  (1, 2, 3 y 4 de marzo) en horarios de 10:00, 12:00 y 15:00.

Las obras que se exhiben son creación de los artistas: David Santillán, Dolores Andrade, Paula Barragán, Franciné Córdoba, Natalia Espinosa, Ana Fernández, Pablo Gamboa, Fabricio Lalama, Daniel Moreno y Jorge Perugachy.

Entre los personajes representados en las máscaras están el capariche, el diablo ocioso, la carishina, el payaso chorizo y el danzante. “Esto es lindísimo, me recuerda los tiempos pasados y revive cosas tradicionales que se van perdiendo”, comenta Fabiola de Balladares, de 60 años. La mujer seguía el recorrido de las máscaras junto a los teatreros mientras su nieto de 9 años se divertía en el agua.

La iniciativa es del Municipio de Quito que pretende ofrecer a los ciudadanos espacios de esparcimiento y al mismo tiempo rescatar costumbres y tradiciones ancestrales, a propósito de una festividad nacional como es el carnaval.

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