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En 2012 se identificó la existencia de 78 zonas organizadas comunitariamente en el distrito, 48 de ellas están activas

Comunas quiteñas se niegan a desaparecer

Ángela Quishpe, de 79 años, aún conserva la tradición de cocinar con leña. Uno de los elementos que utiliza es un pondo hecho de barro que -asegura- perteneció a sus padres. En él prepara chicha del maíz.que cultiva. Foto: Jhon Guevara│El Telégrafo
Ángela Quishpe, de 79 años, aún conserva la tradición de cocinar con leña. Uno de los elementos que utiliza es un pondo hecho de barro que -asegura- perteneció a sus padres. En él prepara chicha del maíz.que cultiva. Foto: Jhon Guevara│El Telégrafo
13 de abril de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

Dice una leyenda que hace más de 100 años en la zona de Huila, ubicado en la parte alta del cerro Ilaló (valle de Tumbaco), nacieron 3 niños. Con el tiempo cada uno de ellos se dedicó a cuidar una parte de la montaña.

El primer niño construyó su casa en el sector de Tola Chica y Rumihuaico; el segundo, en la comuna Leopoldo Chávez y el último, el más pequeño, en Comuna Central.

Los 3 niños trajeron prosperidad a esos lugares, pero un día desaparecieron. Entonces, los moradores de las comunas los buscaron incansablemente, pero solo tras largo tiempo, uno de los vecinos del lugar descubrió en la casa de uno de los niños la imagen del Cristo del Consuelo y comprendió que los pequeños estaban en ella.

Esta es una de las historias que se cuentan en torno a la creación de 4 comunas que persisten en la parroquia Tumbaco (oriente) y que reafirma una de las características y base de esos territorios: la religiosidad, a partir de la cual se desarrolla la experiencia de los vecinos.

Tumbaco es una parroquia que está conformada por espacios urbanos y rurales. Muchas de sus áreas agrícolas han sido sustituidas por conjuntos residenciales, los que han cambiado la imagen de la otrora ruralidad predominante en la zona. Ahora es común observar tráfico en sus calles principales, pues desde hace unos 10 años el área  se convirtió en un punto comercial.

DATOS

La toma de la plaza es un encuetro de las 78  comunas que se realiza cada diciembre.

El objetivo del acto, que forma parte de las fiestas de fundación de la capital, es la visibilización de los pueblos tradicionales, indígenas y campesinos, a través de la música y la danza.

El Distrito Metropolitano tiene una extensión de 422 mil hectáreas y está conformado por 33 parroquias rurales y 32 urbanas. El 10% del territorio es urbano y el 90% es espacio rural
Pero tras cruzar el núcleo tumbaqueño, a tan solo 15 minutos, se encuentra Comuna Central. En el camino a ella, la larga calle de asfalto rodeada de edificios y negocios desaparece poco a poco y el entorno se llena de bosques de eucalipto y pino, y de casas mayoritariamente de madera, rodeadas de sembríos.

El ruido de los carros y la gente no llega al sitio; solo el viento y el silencio son parte de él.

Una capilla con techo azul y paredes blancas se alza en mitad de la comuna, mientras a un costado se encuentra una cancha de tierra en la que suelen jugar los niños.

El martes pasado, Luis Lara (75 años), mezclaba cemento y arena para completar la construcción de su ‘media agua’. A su lado, uno de sus vecinos le ayudaba con la edificación de una pared.

Luis es uno de los comuneros más antiguos. Contó que llegó a vivir en el sector a los 7 años y que allá por 1954, el centro del lugar estaba constituido únicamente por  la casa comunal, hecha de madera de capulí, de chaguarquero, cabuya y adobe. Y que fue a partir de ahí donde se asentaron las primeras 150 familias.

“En esa época, la gente de los barrios de Tumbaco se unió para reclamar la propiedad de la tierra contra los terratenientes, pues antes de que la comuna se constituyera como tal, en 1945, los terrenos pertenecían a la hacienda Cununyacu. Luego, el lugar se fue constituyendo en 3 etapas que empezaron de 1945 a 1954, y todo lo que hemos logrado en el transcurso de los años fue gracias al trabajo comunitario”, comentó el anciano.

Comuna Central limita con las parroquias Guangopolo y Lumbisí y actualmente habitan en el lugar 304 familias, aunque la tenencia de la tierra está en manos de 175 socios. Cuenta con todos los recursos básicos, su población bordea los 1.500 habitantes y su territorio está conformado por 150 hectáreas.

Las comunas rurales presentan un alto índice de pobreza señalan datos del Instituto de la Ciudad.

Las comunas de Checa, Tumbaco y Yaruquí son los territorios que tienen mayor inequidad.
En la parte alta, ya en las faldas del Ilaló, se encontraba esta semana María Tupisa (59) con azadón y pala en mano. Removía una y otra vez la tierra hasta formar los surcos para la siembra, mientras, el sol se encontraba en la mitad del firmamento. A pesar de su tez morena, no soportaba el calor, por lo que constantemente se cobijaba bajo la sombra de un árbol de guaba.

“Esta es la mejor tierra; está bendita pues crece todo los que uno siembra. Yo vivo aquí 30 años y siempre me he dedicado a la agricultura. Preparo el terreno para la siembra de la alverja, pero aquí también tengo chacras con maíz, camote, trigo y fréjol. No tengo la necesidad de bajar al pueblo. Mi alimento y el de mi familia me lo da la tierra”, afirmó la mujer.

El sector es agrícola por tradición, por lo que que en ese territorio se respetan los ciclos del sol para la siembra y el fruto de la tierra sirve para el autoconsumo. La mayoría de mujeres y hombres de más de 50 años se dedican a labrar el suelo y no es extraño que entre vecinos compartan o intercambien sus productos.

Un ejemplo es María del Rosario (57), quien contó que cumple con su trabajo agrícola todos los días,  mientras preparaba la tierra y colocaba a su costado una buena cantidad de hierba que serviría de alimento para sus cuyes y conejos.  Aquel día vestía un saco rojo y su cabeza estaba cubierta por un pañuelo y, sobre este, un sombrero negro. “La vida aquí siempre fue tranquila. Yo vivo ya más de 28 años en la zona y sé que si cuido bien esta tierra, mis hijos la cuidarán después”, mencionó.

La comuna está constituida legalmente por un cabildo de 5 personas y un síndico. Este grupo es el encargado de generar normas y mandatos a los que debe acogerse la comunidad. En Comuna Central, el cabildo sesiona cada fin de semana, cuando se discuten las necesidades de sus moradores.

Las comunas en Quito

El Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) tiene 78 comunas, de las cuales 48 se encuentran activas; es decir, se encuentran registradas en el Ministerio de Agricultura, Ganadería Acuacultura y Pesca (Magap), eligen anualmente su directiva y  convocan permanentemente a sus moradores a mingas y asambleas.

Actualmente existen 45 comunas rurales y 3 urbanas (Miraflores, Santa Clara de San Millán y Chilibulo de Marco Pamba).

Las administraciones zonales que registran el mayor número de comunas son Los Chillos, Tumbaco y Eugenio Espejo.

En la región  nororiental del Distrito es donde se concentra el mayor número de comunas.

Alrededor del volcán Ilaló se asientan 12 comunas activas, correspondientes a 8 parroquias.
Según datos del Instituto de la Ciudad, luego de la fundación de Quito hay referencias sobre la organización de las personas en comunas. “Desde 1557, varios territorios del actual Distrito ya eran ocupados por asentamientos dispersos a manera de archipiélagos (...). Esta disposición en forma de archipiélagos todavía es visible en el Distrito y es donde se asientan algunas comunas”, menciona un documento de la institución.

Un evento histórico importante relacionado con la conformación de las comunas fue la Reforma Agraria (1964), puesto que a partir de la entrega de la tierra a los trabajadores de las haciendas, estos fueron asentándose y organizándose.

Otro hito fue la promulgación de la Ley de Comunas, ocurrido a mediados de los años 30. La ley menciona que “comuna es todo centro poblado  que no tenga categoría de parroquia, que exista en la actualidad o que se establezca en el futuro y que (antes) fuera conocido con el nombre del caserío, anejo, barrio, partido o comunidad”.

En la Constitución del año 2008, el artículo 60 señala que se “reconoce a las comunuas que tienen propiedad colectiva de tierra como forma ancestral de organización  territorial”; además, la Carta Magna garantiza a las comunas y comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, de conformidad a la Constitución (...) los siguientes derechos colectivos: “Conservación de la identidad cultural, el uso de formas propias de organización y la territorialidad”.

De igual manera, la ley suprema da derechos únicos a las comunas garantizando así la apropiación de sus rasgos culturales, sociales, económicos, legales y, sobre todo, el manejo  de la tierra, pues su cuerpo legal está adscrito o avalado por el Magap, institución que reconoce su legitimidad.

“Las comunas tienen su ley orgánica, su estructura jurídica, social y económica. Se constituyen en un gobierno comunal, tienen soberanía y autonomía, manejan  sus propios reglamentos y estatutos. Nosotros como Municipio en ocasiones, cuando debíamos realizar trabajos de control o regulación del espacio, tuvimos algunos inconvenientes, pues la gente de la comuna pensaba que estábamos invadiendo su territorio, pues las tierras de las comunas son de usufructo colectivo”, indicó Santiago Regalado, de la Administración Zonal Tumbaco.

Regalado también dijo que la saliente alcaldía es la que ha efectuado una labor de visibilización de las comunas desde sus características territoriales y ancestrales. Actualmente, esa Administración trabaja activamente con 12 comunas y desde hace 3 años, el Cabildo organiza su encuentro cada diciembre, como una forma de mostrar su potencialidad cultural.

La marca de lo ancestral

La Administración Zonal del valle de Tumabco está conformada por 8 parroquias (Cumabayá, Tumbaco, Puembo, Pifo, Tababela, Yaruquí, Checa y el Quinche), en donde se asientan 25 comunas, de las cuales  18 se encuentran activas.

Una de ellas es Lumbisí, donde todos los días, cuando el reloj marca las 16:00, la plaza se llena de gente, las puertas de pequeños locales se impregnan de olor a comida recién preparada, la gente va y viene entre los comercios. Pero a pesar de ese movimiento, el ambiente en el lugar transmite tranquilidad en comparación con el tráfago urbano.

Desde la parte alta de Comuna Central, en el cerro del Ilaló, se puede divisar todo el Valle de Tumbaco, que tiene 8 parroquias y cuya población total está calculada en aproximadamente 100 mil habitantes. Foto: Jhon Guevara│El Telégrafo

A unas pocas cuadras de la plaza se asientan varias casas. Ninguna de ellas tiene cerca o tapia que limite el terreno como muestra de la seguridad que existe en el lugar. En los patios es común observar gallinas, pavos, perros, etc., que deambulan libremente sin ningún problema.

Presentación Sacancela (69), moradora de Lumbisí, relató que cada mañanas lleva a sus 2 cabezas de ganado al terreno de pastoreo comunal, donde las deja todo el día para recogerlas antes de las 18:00. Luego se dedica a la agricultura, pues tiene un sembrío de choclos.

La comuna vecina de la parte urbana de Quito, es todavía un sector netamente agrícola, aunque esta actividad está disminuyendo.

Una casa antigua de color amarillo le pertenece a Angelita Quishpe (79), quien contó que sus padres y abuelos nacieron en esa zona, mientras preparaba leña para cocinar unos choclos recién cosechados.

La anciana añadió que en su infancia y adolescencia, la comuna era muy organizada y como ejemplo señaló: “Antes, se tenía bien distribuido el tiempo y nuestra forma de vida comunal. En el sector de Pucyopata teníamos corrales donde toda la gente guardaba sus animalitos, todos participábamos en las mingas. Hoy falta más colaboración de la gente, pero a pesar de eso somos unidos. Lo único que pedimos a las autoridades es que se respete nuestras tierras, pues son para el futuro de nuestros hijos”.

Lumbisí está formada por 612 hectáreas, tiene 479 años y, según José Quishpe, presidente del Cabildo, en los archivos de la Casa de la Cultura se encuentra un documento emitido por el rey de España en el que se dona la tierra a los pobladores originarios de Lumbisí. “Aquí tenemos una escritura global comunitaria y el Cabildo es el encargado de entregar a cada compañero el derecho de usufructo”, comentó.

En Lumbisí las actividades agrícolas y ganaderas son parte vital del día a día.

Quishpe indicó que Lumbisí se siente invadida por las urbanizaciones y que la presencia de estas ha sido un factor importante para que el sentido de convivencia de la comuna cambie. Afirmó que allí está prohibida la venta de terrenos y que en caso de que se intente comercializar un lote, este pasa a ser de propiedad comunal; mientras que el comprador pierde el dinero.

Manuel Quilca (75) es el síndico de esa comunidad; es decir, la persona encargada de velar por el bienestar del sector. Él señaló que uno de los principales inconvenientes que viven los vecinos es el trazo de vías por sus tierras. “Nos sentimos afectados por los proyectos de construcción vial que planea el Municipio.

Queremos que dejen nuestras tierras para mantener nuestras costumbres. Cuando construyeron la avenida Simón Bolívar, nunca nos consultaron. Y ahora existe el proyecto de la Troncal Metropolitana que atravesará por nuestros territorios. No lo vamos a permitir”, aseguró.  

De hecho, los comuneros ya presentaron un reclamo al respecto a las autoridades municipales, pero hasta el momento  no han recibido ninguna respuesta.  

Otra comuna cercana a Quito es Mangahuantag, ubicada en la parroquia Puembo, aunque ese lugar se asemeja más a un barrio, pues la mayor parte de su gente vendió sus terrenos. Mary Hernández, vocal del cabildo, comentó que este cambio sucedió hace aproximadamente 10 años. “Antes era común ver los huertos de la casa de los vecinos con árboles frutales y con sembríos de maíz, habas, garbanzo. Ahora somos muy pocos los que cultivamos la tierra”, señaló la dirigente.

La plaza de Lumbisí  es el ‘corazón’ del poblado. La comuna ocupa 600 hectáreas.

Hernández dijo que a pesar de ello, el cabildo se preocupa por preservar  las costumbres ancestrales como es el caso de la Danza de los Aruchicos, que tiene más de 250 años. Esta fiesta, que representa una burla de los capataces que dirigían las haciendas, consiste en que un grupo de moradores se disfraza de indígenas; vestidos de blanco y  con ponchos coloridos, bailan al son de la banda y en torno al capataz (con traje oscuro), que se mantiene en el centro.

José Carvajal, de la Secretaría Metropolitana de Coordinación Territorial y Participación Ciudadana, indicó que la situación actual de las comunas es el resultado de los modelos de desarrollo de distintas administraciones, los cuales calificó de modelos de exclusión e inequidad para el área rural. Además, mencionó que otro inconveniente es la tenencia de la tierra, pues hay comunas que no se basan en la ley para manejar sus territorios. De igual manera indicó que existe una desprotección a esos territorios y que esto ha conllevado la pérdida de su identidad.

“El Distrito está conformado por un 10% de área urbana y el 90% es rural. Esto sonará fuerte, pero creo ese 10% es el que impone un modelo de desarrollo y este pensamiento está aún anclado en el pensamiento de varias autoridades municipales. El alcalde Augusto Barrera acertó en reivindicar y revisar el tema de las comunas de Quito, pero mientras se siga viendo a lo rural como el traspatio de la ciudad, entonces no se respetará la identidad de las comunas y de ese sentir de la ruralidad”, dijo.

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