Choferes son vistos como la “última rueda del coche”
El horario de trabajo de un chofer fluctúa entre las 13 y 16 horas diarias, de lunes a sábado, a la semana descansan un día. Su trabajo empieza a las 05:00 y termina a las 22:00. Eso significa que salen de sus casas a las 04:00 y retornan a las 23:00.
Duermen pocas horas y nuevamente se preparan para cumplir las extensas jornadas de labores, por lo que es poco lo que comparten con sus respectivas familias.
Según los dirigentes de la transportación, solo el 30% del 50% de ellos son afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y gozan de derecho a préstamos por parte del IESS, servicio de salud y, en el futuro, a una pensión por concepto de jubilación.
Ernesto Solórzano labora en la empresa de transporte urbano “Catar” como especie de coordinador. Dijo que en su caso, el horario de trabajo empieza a las 05:20 y termina a las 19:00, de lunes a viernes.
“El trabajo de un chofer es bien pesado, porque laboran seis días a la semana, de 05:00 a 22:00. Nosotros a veces somos mal vistos y no se dan cuenta que hacemos un sacrificio”, contó.
Confirmó que un conductor profesional percibe $ 35 diarios y $ 5 para el almuerzo, mientras que un ayudante $ 15 a diario y
$ 5 para la comida.
Manifestó que muchos de los conductores no son afiliados al seguro social porque hacen un contrato verbal con los dueños de las unidades. Si se niegan no les dan trabajo.
Edwin Pallo (chofer) aseguró que su jornada de trabajo es hasta de 15 horas diarias. “No nos pagan horas extras, tampoco somos afiliados al IESS, nuestro pago es diario. Lo mismo pasa con los ayudantes”, lamentó.
Pallo sostuvo que la tarifa actual del pasaje, le dijeron los dueños de los buses, “ya no les alcanza para nada, ya que los repuestos subieron de manera alarmante”.
Pedro Mosquera, quien también conduce un bus de la “Catar”, coincidió en resaltar que las largas horas de trabajo no son bien remuneradas. “Ganamos el día a día. Los usuarios no saben que si no trabajamos un día, sencillamente no comemos con nuestras familias”, manifestó.
Añadió que el trabajo de un conductor es muy estresante. “A veces los pasajeros nos tratan como si fuéramos lo último, por eso siempre ocurren peleas. Lo único que quisiera es que alguien se sentara solo un día detrás de un volante para que vea cómo es el sacrificio de un chofer”.
Coincidió en que no saben lo que es tener beneficios de la afiliación al IESS, porque sus patronos no cumplen, por lo que pidió al Ministerio de Trabajo tomar cartas en el asunto.
Conductores de las compañías “Pichincha”, “San Francisco” y otras, que pidieron no ser citados, denunciaron que, además, hay casos de personas que han trabajado varias semanas y que los dueños de los buses no les pagaron. (I)