El mal estado de las vigas que sostenían la losa de una antigua casa podría haber causado el colapso de una parte de la cubierta el domingo pasado, según afirmó Raúl Paredes, arquitecto contratado por los propietarios de la vivienda.

El profesional añadió que la vibración provocada por los buses que transitan en las cercanías pudo contribuir a debilitar la estructura.

En tanto que Patricio Chacón, del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), atribuyó el hecho a las continuas lluvias, a la vibración de los buses y a la falta de un proyecto de consolidación estructural que debió hacerse previo a cualquier otro tipo de intervención. Añadió que un peritaje determinará aquello.

La edificación está ubicada en la intersección de las calles Manabí y Cotopaxi (Centro Histórico) y forma parte del inventario de casas patrimoniales; de acuerdo con el arquitecto, el inmueble data de 1890. “Este tipo de casas antiguas tiene un tipo de losa llamada catalana; es decir, la estructura está compuesta por ladrillo, hormigón y vigas de madera. En este caso, los travesaños se encontraban deteriorados y la cubierta colapsó, insistió Paredes.

El Sistema Integrado de Seguridad ECU911 y del Cuerpo de Bomberos de Quito dieron cuenta de que no hubo víctimas, pues la casa estaba deshabitada desde hace 15 años.

Los propietarios del inmueble tienen planeado, desde hace tiempo, convertir la casa en un hotel y aquella idea no ha cambiado. En el período de un año piensan invertir $ 600 mil en el proyecto.

Según información municipal, la casa colapsada corresponde al proyecto del Hotel Orquídea Colonial, cuyos planos fueron aprobados el 30 de octubre de 2012 por la Comisión de Áreas Históricas.

Previamente, los dueños fueron multados con $ 12 mil, debido a que hicieron más trabajos de los autorizados para una intervención inicial.

Hasta después del mediodía del lunes, la circulación vehicular y peatonal se hallaba restringida en la zona por razones de seguridad. Mientras, personal de la Empresa Eléctrica llegó al lugar para suspender la entrada de energía al inmueble con el fin de evitar que corran peligro quienes se encargarán de la limpieza de los escombros.

Los vecinos veían con asombro los efectos del incidente y decían no explicarse cómo sucedió el percance. “Recuerdo que estaba junto a mi familia (la noche del domingo), cuando tipo 20:30 o 21:00 sentimos un ruido como si fuera un temblor. Pero no hicimos mayor caso. Yo vi el derrumbe ya cuando amaneció”, comentó Gustavo Enríquez, quien vive en la zona desde hace 25 años.