La turbulencia sufrida el 20 de julio por el vuelo XL1422 de Latam en las cercanías del aeropuerto de Quito reavivó el debate sobre la seguridad de la infraestructura ubicada en la parroquia Tababela (nororiente). 

La discusión reaparece cada época seca a propósito de la fuerza que alcanzan los vientos de julio a septiembre en la zona de Quito.

El fin de semana en que se  viralizó el video en redes sociales, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) reportó ráfagas de 30 a 60 km/h e incluso 70 km/h en algunas zonas de la Sierra.

Sin embargo, a pesar de los problemas registrados con el vuelo procedente de Guayaquil, las operaciones no se suspendieron en el aeródromo capitalino.

Y de acuerdo con una evaluación realizada sobre el funcionamiento de la terminal aérea inaugurada en febrero de 2013, esta se mantiene operativa en el 99,7% del tiempo.

Este indicador ha ido mejorando, pues el primer año de operación, el nivel fue de 98,68%; el segundo se alcanzó 99,28%, hasta llegar al nivel actual.

En la edición 2019 de los premios internacionales Skytrax, que califican a aeropuertos y compañías aéreas, la terminal quiteña se llevó tres galardones.

Esto incluyó el otorgamiento de cuatro estrellas (sobre cinco) en las categorías seguridad, servicio, eficiencia y amabilidad.

Tababela fue designado, además, Mejor Aeropuerto Regional en Sudamérica y logró premio a Mejor Personal Aeroportuario regional.

Para reducir los problemas ocasionados por los vientos en esta época del año, desde el 20 de junio pasado se aplican nuevos protocolos en la aproximación de las aeronaves.

Desde esa fecha, los aviones se acercan a la pista por el oeste del cerro Ilaló (suroriente), zona donde los vientos presentan una menor incidencia. 

Por otro lado, desde noviembre de 2017 el aeropuerto tiene categoría II en sistemas de aterrizaje instrumental, lo que garantiza seguridad en condiciones de poca visibilidad. (I)