Integrantes del colectivo Abolición es Evolución se quitaron ayer los pantalones para llamar la atención de la Alcaldía de Quito.

Portando carteles con leyendas en favor de los animales, los activistas se concentraron frente al Palacio Municipal para exigir la prohibición en la capital de todo tipo de espectáculos crueles con los animales. La propuesta -conocida como iniciativa antitaurina- se encuentra lista para ser debatida en segunda instancia por el Concejo Metropolitano.

Felipe Ogaz, líder de los promotores de la Iniciativa Popular Normativa Antitaurina, reiteró que la protesta buscó simbolizar que el alcalde Mauricio Rodas “no tiene pantalones” para impulsar la aprobación de la norma.

“Iniciamos acciones pacíficas y creativas en un proceso de desobediencia civil para que el burgomaestre sepa el rechazo de la gente por sus promesas incumplidas”.

Ogaz aseguró que Rodas pasa por alto la voluntad popular que -a su juicio- se manifestó en las urnas en la consulta popular 2011 para prohibir eventos de crueldad animal.

Andrés Peñafiel, activista en favor de la erradicación de corridas de toros, recordó que del 1 al 3 de diciembre próximos, se realizarán festejos taurinos en la Plaza Belmonte, bajo aprobación del gobierno local.

Ogaz instó a la ciudadanía a sumarse a esta campaña de rechazo a los incumplimientos de la Alcaldía.

Al cierre de esta edición estaba prevista otra manifestación similar en el parque El Arbolito, donde se tenía planificada la realización de una ‘cicleada’ sin pantalones.

La propuesta antitaurina lleva 20 meses en manos del legislativo quiteño. El 12 de marzo de 2015, el Concejo aprobó la creación de una comisión ocasional que analizara la propuesta ciudadana que plantea la prohibición de corridas de toros, peleas de gallos, de perros y otros espectáculos similares.

La comisión está conformada por los concejales Carlos Páez, Daniela Chacón, Marco Ponce, Susana Castañeda y Karen Sánchez.

Los impulsores de la normativa buscan la reforma de la Ordenanza 003 sobre espectáculos públicos que, en 2011, suprimió la muerte de los toros como parte de la lidia.

La normativa mantuvo, sin embargo, el permiso para los espectáculos taurinos, algo que los defensores de los derechos de los animales rechazan. (I)