En Quito ocurren 600 accidentes de tránsito al mes
Cifras de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) indican que en Quito se registran un promedio de 7.410 accidentes de tránsito al año, lo que equivale a unos 600 percances al mes.
A eso se suma que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) los traumatismos por accidentes de tránsito son un problema de salud pública a nivel mundial, por lo que la implementación de la educación vial resulta de “vital importancia”.
Pero la lista de infracciones de tránsito en Quito es grande: exceso de velocidad, irrespeto a semáforos, peatones que cruzan la vía de forma irresponsable, carros estacionados sobre aceras, en curvas y zonas prohibidas; pero sobre todo conducción errática que consiste en no poner direccionales, realizar cruces indebidos, etc.
Cuando de justificar este tipo de acciones se trata, las excusas sobran. Esto lo sabe bien Jonatan Tapia, agente civil de Tránsito, a quien frases como: “es que tengo una emergencia médica” o “es que estoy de apuro y no me di cuenta” se las repiten casi todos los infractores sancionados.
También están quienes inventan formas de evadir una citación, como la ocasión en que Tapia detuvo a un personaje público, quien le ofreció, a cambio de perdonar la sanción, contarle un buen “cacho” (chiste) para cambiarle el día.
Lo cierto es que según estadísticas de la AMT, entre enero y mayo de 2019, por no respetar la vía exclusiva de los servicios de transporte público y por conducir sin placas, 3.573 vehículos fueron sancionados; esto constituye una muestra de la frecuencia con la que los capitalinos no respetan las leyes de tránsito.
Los controles que realizan las autoridades del ramo ponen en alerta a los ciudadanos que, mediante mensajes de WhatsApp “advierten” sobre los operativos o se estresan debido a aquellos anuncios de que estos serán más estrictos.
Endurecer las sanciones no es una solución
Darío Chamba, quien forma parte del gremio del taxismo hace ocho años, asegura que no se trata de sanciones “duras o suaves” sino del cumplimiento por parte de las autoridades. “Tanta culpa tiene el que ofrece la coima como el que la recibe”, se queja y considera que si los controles actuales se cumplieran efectivamente se reduciría el número de amonestados.
Francisco Ramos (nombre protegido, porque prefiere evitarse problemas), exconductor de buses de transporte urbano, asegura que el “correteo” entre los buses es una necesidad. “Si no corres no haces plata y no ganas el pan para tu familia ni el dinero para el dueño”.
En su experiencia, el irrespeto a la ley no es un problema de desconocimiento, sino de la “competencia”, por llegar a los montos mínimos de la “caja” que se les exige.
Ramos coincide con Chamba en la necesidad de que haya transparencia por parte de las autoridades viales para un efectivo cumplimiento de las leyes y de las sanciones.
Los peatones también tienen responsabilidades
Cuatro de cada 10 fallecidos en accidentes de tránsito son peatones y de esta cifra el 45% perdieron la vida por imprudencia.
La AMT inició el 25 de septiembre un megaoperativo permanente enfocado en ellos. “Tenemos que hacer estos operativos continuos hasta que se vuelvan parte del ser humano y digan ‘tengo que cumplir’”, dice Cristian Andrade, coordinador general de Operaciones de la AMT. Enfatiza en “educar con el ejemplo”.
Los controles son disuasivos, pero a partir de la segunda semana de octubre se comenzará con las sanciones. Entre tanto, la entidad municipal trabaja en la forma cómo se cobrarán las multas a los transeúntes a quienes se solicitará su cédula de identidad para generar el llamado de atención.
Una de las opciones que se barajan es cargar el costo de la infracción (5% de un Salario Básico Unificado) al pago de servicios como agua o teléfono.
Para María Chávez, quien tiene un kiosko en la Av. Naciones Unidas, norte de la urbe, “los controles no solo sirven para conductores, sino también para peatones; con el tiempo eso hará que los quiteños sean mejores ciudadanos”. (I)