El sismo de 5,1 grados ocurrido el 12 de agosto y sus réplicas posteriores afectaron la estabilidad de los taludes o laderas que bordean la Panamericana Norte en el tramo entre Oyacoto y Guayllabamba.

La ministra de Transporte y Obras Públicas, Paola Carvajal, anunció ayer que debido a ello, alrededor de 4 kilómetros permanecerán cerrados de 5 a 6 meses hasta estabilizar las pendientes.

Carvajal dijo que la ruta tiene “daños, entre ellos fisuras, que deben ser reparadas de manera inmediata”. El costo de estos trabajos bordeará los $ 96 millones, los mismos que serán financiados a partes iguales por el Gobierno y la empresa Panavial, según la ministra.

Durante el lapso, no se permitirá el tránsito por cuestiones de seguridad y para facilitar las obras. Esto porque adicionalmente a la consolidación de taludes, la cartera de Estado aprovechará para ampliar la vía a 4 carriles en un tramo de 5 km.

Este trabajo forma parte del plan de repotenciación vial del Distrito emprendido por la pasada administración municipal, en coordinación con el Gobierno Nacional y la Prefectura Provincial.

La Ministra aseguró que para garantizar la celeridad se controlará que los trabajos se ejecuten 24 horas al día, 7 días a la semana.

Entre tanto, la conexión terrestre entre Quito e Imbabura y Carchi se efectuará mediante la ruta E-35. Esta atraviesa la parte oriental capitalina, que cruza parroquias rurales como Pifo, Tababela, Yaruquí y El Quinche (ver gráfico).

El tramo Oyacoto-Guayllabamba fue cerrado el fin de semana anterior, luego de que una réplica de 4,7 grados produjera deslaves que afectaron a un bus y a un vehículo particular, dejando 13 heridos.

El día del sismo principal también ocurrieron deslizamientos que obligaron a la suspensión de la circulación de vehículos y personas mientras se limpiaba la vía.  

Reapertura de canteras

Entre tanto, según el viceministro de Seguridad del Ministerio del Interior, Javier Córdova, la tarde de hoy se conocerá cuáles de las 11 canteras legales, cerradas temporalmente la semana pasada tras los sismos, serán reabiertas luego de que se compruebe que su operación no constituye un riesgo futuro de aludes. En el caso de las 16 minas que no contaban con permisos, no serán rehabilitadas.

Sobre las denuncias de escasez de materiales pétreos como arena y ripio y los consecuentes problemas para el sector de la construcción, el Viceministro señaló que se buscan alternativas. Una de ellas es la provisión desde zonas como Pifo y Píntag.

Ante las afirmaciones de que trasladar el material desde esos puntos encarece su costo por la distancia, Córdova relativizó aquello. Según el funcionario, entre San Antonio y el centro de Quito hay una distancia de 30 kilómetros (km) y serían 20 km desde Pifo y 40 km desde Píntag.

En la misma línea, el Viceministro añadió que tampoco se puede reabrir las canteras ilegales bajo el argumento de que su cierre encarecería los costos del sector de la construcción.