Las causas más comunes de un incendio forestal son la quema agrícola, fogatas mal apagadas, arrojar colillas de cigarrillo encendidas sobre las plantas secas y los pirómanos. En lo que va del año, 25 hectáreas de bosque se han quemado por la injerencia del ser humano.

Raúl Parra, director del Departamento de Siniestros del Cuerpo de Bomberos, indicó que el 99% de los desastres es intencional.  

Durante la época de verano, que va de junio a agosto, el clima eleva su temperatura, el viento es más fuerte y la sequedad de las plantas contribuyen a que los siniestros aumenten, sean más frecuentes. 

El año pasado 176,3 hectáreas de vegetación se consumieron en el fuego. Pero el último siniestro registrado en la ciudad se produjo el pasado martes, en el sector conocido como el Cebollar. Allí se consumió una hectárea de vegetación y se necesitaron 25 miembros del Cuerpo de Bomberos para apagar el fuego.

Pero el incendio que más duró fue el ocurrido el pasado 29 de junio, en las laderas del Pichincha, en el sector de Cruz Loma. Para controlar el fuego se necesitaron más de 60 miembros del cuerpo y se tardaron alrededor de 10 horas.

Después de un siniestro lo que se puede vislumbrar es una montaña negra y sin vida, pero el paisaje no es lo único que se afecta sino también el ambiente, explicó Parra. “Al quemar la vegetación, ésta emana una sustancia tóxica que contamina el ambiente. Además, nos quedamos sin los pulmones de la ciudad, pues  los árboles brindan oxígeno”, dijo.

Para evitar que los descuidos de la ciudadanía sigan destruyendo las áreas forestales, cada año el Cuerpo de Bomberos inicia en julio la campaña Plan Fuego, que dura 3 meses.

Durante ese tiempo se contrata personal para recorrer en motocicleta los sectores de mayor riesgo, junto con bomberos.

Además se instalan 5 torres de vigilancia en puntos altos de Quito, como Casitagua, Auqui, Ilaló, La Forestal y Teleférico. Ellos alertarán sobre los inicios de un incendio forestal, columnas de humo o llamas visibles.

También existen guías forestales que patrullan los parques Metropolitano del norte y sur; Itchimbía, Guápulo; Teleférico; Laderas del Pichincha; Panecillo; Auqui; Atacazo; Volcán Ilaló (Tumbaco y Los Chillos); Pintag, Checa y Amaguaña, que son áreas verdes vulnerables.

Las personas contratadas reciben capacitaciones para auxiliar en caso de incendio y además apagarlo. En total son 80 personas las que se despliegan en todas la áreas forestales. Para la campaña Plan Fuego se invierte alrededor de 300 mil dólares.

Existen sanciones para aquellas personas que ocasionen el siniestro. Según el Código Penal, habrá reclusión de 3 a 6 años, pero si este deja como resultado un fallecimiento, la pena sería de  25 años.