15 mil habitantes de Calderón se benefician con el alcantarillado
Los moradores de 15 barrios de la parroquia Calderón esperan que inicen las obras de la red de alcantarillado después de más de 20 años.
Diego Puebla (24 años) vive en el barrio San Juan Alto desde que nació. Él cuenta que el barrio poco a poco ha mejorado. Recuerda que cuando era pequeño jugaba entre los árboles y grandes extensiones de terrenos vacíos, pero ahora la población ha aumentado. “Ya necesitábamos que nos atiendan, ya no somos un barrio marginal, necesitamos tener todos los servicios”, cuenta el morador.
El pasado 14 de julio, la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) entregó el anticipo, al contratista, del pago de las obras para los barrios San Juan Alto, Jesús del Gran Poder Primera Etapa, Divino Niño, Jardines de Babilonia, Bello Horizonte, etapas 1, 2 y 3; Bello Horizonte, séptima etapa; San Marcos, San Arsenio, Los Ángeles, El Clavel 1, San Martín y Pinos 1.
Hasta el momento la obra ha avanzado un 8% el objetivo es construir 8.268 metros de tuberías, 157 pozos de revisión y 205 conexiones domiciliarias de alcantarillado. La obra culminará en julio del próximo año. “Si no existe ninguna eventualidad”, explicó un funcionario de la entidad.
Al llegar a estos sectores que serán intervenidos se observan largas calles cubiertas de polvo. El viento forma pequeños remolinos que levantan la tierra y se combinan con el ambiente. El clima seco no ayuda a que la tierra se asiente, porque no llueve seguido en el sector, y en época de verano la situación empeora. Los que sufren más son los niños, a quienes les afecta las vías respiratorias y provoca alergias.
Según Teresa Carrión (47 años), moradora del barrio Jesús del Gran Poder, primera etapa, cuando inició la construcción de su casa era una de las primeras en ese barrio, hace más de 12 años.
“Pensaba cuánto se demorará la llegada de las obras de servicios básicos, pero con el trabajo de las directivas y hacer los trámites juntos ha permitido que ahora vayamos a tener alcantarillado. También nos están instalando el servicio eléctrico y ya contamos con teléfono e Internet. Estamos mejorando”, se esperanzó.
Carmen Martínez (35 años), también moradora del barrio Jesús del Gran Poder, primera etapa, compró su terreno hace más de 8 años y empezó a construir 3 años después.
Recuerda que el barrio no tenía ningún servicio básico, el agua la cogían en tanques, hasta que les dieron los ductos para el líquido, la energía eléctrica la obtenían de los barrios cercanos, un medidor era compartido por más de cinco familias, en la calle principal, que lleva el mismo nombre del barrio, se veían los cables de luz colgados en maderos.
“Era una maraña de alambres, parecían tallarines, pero por ser pobres no teníamos otra opción que aguantar”, indica.
Agrega que lo que más le molestaba era que las aguas negras que salían de las tuberías de su casa humedecía las paredes.
Varias cuadras más allá está el barrio Divino Niño. Una moradora del sitio, Gloria Ramos, cuenta que ella construyó unos pozos sépticos profundos, pero que en los cinco años que tiene su construcción parece que se ha llenado, lo que emana fuertes olores y, sobre todo, remoja la vivienda. “Cavamos el pozo lejos de la casa, pero el líquido se penetra en la tierra y moja las paredes, las llena de moho y salitre”, relata.
A esto se suma el agua que baja de las casas contiguas, pues lo que desechan las lavanderías llega hasta la pared de su cerramiento y causa daños. Ella espera con alegría que la nueva obra evite que su vivienda se siga deteriorando y corra el peligro, al menos, de caerse.
Según datos de la Epmaps, la cobertura de agua potable en los sectores rurales es de un 90,36%, en urbanos es de un 96% y de las redes de alcantarillado es de 96,29% y en el sector urbano es de 76,56%.