Por sus propias características las urbes del mundo se conciben como una moneda de dos caras. Por un lado, las ciudades son las principales incubadoras de oportunidades y conexiones entre habitantes, lo que ayuda a desarrollar lazos sociales, acceso a servicios básicos y procesos de empoderamiento. Contrario a esto, las metrópolis son el principal escenario en el que se evidencian las condiciones más exacerbadas de desigualdad. Asentamientos precarios, periferias excluidas social y económicamente, acoso a las mujeres en los espacios públicos y la invisibilización de las personas con discapacidad son algunos de los ejemplos.   Frente a este panorama, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III), la cual culminará hoy en Quito, reunió a varios expertos nacionales e internacionales para hablar sobre cómo construir ciudades inclusivas. Romulo Paes de Sousa, director del The World Centre For Sustainable Development de Río de Janeiro, Brasil, explicó que en numerosos casos el desarrollo urbano se ve afectado por una fuerte exclusión e inequidad social. “Es un hecho que las ciudades más grandes tienden a ser proporcionalmente más inequitativas. Pero en las ciudades pequeñas, también se pueden encontrar altos niveles de inequidad, especialmente en África y América Latina”, indicó. Por su parte, la argentina Lorena Zárate, presidenta de la Coalición Internacional del Hábitat III (HIC), fue enfática al indicar que  hace más de un año se realiza una enérgica campaña a favor de la inclusión explícita del derecho a la ciudad como piedra angular de la Nueva Agenda Urbana (NAU). Zárate señaló que los municipios de algunas ciudades del mundo trabajan en temas de inclusión por separado. Es decir, un plan para evitar el acoso a las mujeres, otro para que los adultos mayores o personas con discapacidad se movilicen de mejor manera y otro para que los ciclistas se incluyan en la urbe. Para la experta, la inclusión no significa excluir o tratar diferente a las personas que forman parte de una urbe. Luisa Pérez, una mexicana que asistió a la charla, comentó que en su país se manejó la posibilidad de combatir el acoso a las mujeres en el transporte público con la creación de buses o vagones “exclusivos para ellas”. La joven preguntó a los expositores ¿Esto es igualdad? María Augusta Montalvo, subsecretaria de Gestión y Eficiencia Institucional de Ecuador, respondió: “No. Las mujeres no requerimos de espacios exclusivos. Lo que hay que trabajar es en acciones y procesos que promuevan el respeto. Separar, de ninguna manera, nos hará inclusivos”, dijo Montalvo. La expositora subrayó que la educación es un tema en el que se debe trabajar para combatir la discriminación no solo en contra de las mujeres, sino de todas las personas que forman parte de los grupos vulnerables (comunidad gay, adultos mayores, personas con discapacidad, grupos étnicos). Martha Benavides, activista y directora de los Servicios Ecuménicos para Reconciliación y la Reconstrucción de El Salvador, resaltó que una ciudad inclusiva no puede olvidarse de la población adulta mayor. La experta indicó que “siempre han existido personas longevas y siempre las sociedades han tenido recursos para hacer frente a los riesgos de enfermedad, vejez y discapacidad”. Ella al igual que los otros expositores coincidió en que el desarrollo de una “eficiente” política pública contribuirá a la inclusión. El documento temático de Hábitat III sobre Ciudades Inclusivas identifica dos acciones para combatir la exclusión social. La primera es un compromiso político que permita equiparar las condiciones de la ciudadanía según sus necesidades para la obtención de una vida digna. La segunda es una gama de mecanismos e incorporación de instituciones que faciliten la inclusión, que incluyan políticas participativas, que promuevan el acceso universal a los servicios, planificación espacial y un fuerte reconocimiento de los roles complementarios de los gobiernos nacionales y locales que garanticen el crecimiento urbano inclusivo, considerando la marginación histórica de los sectores más desfavorecidos y estigmatizados. Al final de cada charla, los exponentes respondieron las preguntas de los asistentes y conversaron con los participantes. (I) DATOS Las ciudades crecen de forma excesiva por el desplazamiento y la movilización de la población. Frente a esto las soluciones deben ser integrales.   Los países en vías de crecimiento deben ser inclusivos en un contexto mundial para así evitar los grandes desplazamientos y el excesivo crecimiento de las metrópolis. Se necesita corresponsabilidad ciudadana. Más de dos tercios de la población mundial viven en ciudades donde la desigualdad de ingresos aumentó por encima de la línea de alerta de las Naciones Unidas desde 1980. La vivienda se ha convertido en un instrumento de financialización. Además de tener un valor de uso y uno de cambio, este es el hogar de las personas, indicó Augusto Barrera, exalcalde de Quito.