Mientras se desarrolla la Conferencia mundial Hábitat III, la organización Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) difunde la ‘Agenda 21 de la Cultura’. Este documento contiene los planes de sostenibilidad de 11 metrópolis de todos los continentes —entre las que está la capital de Azuay, Cuenca— en torno a políticas públicas sobre la administración del patrimonio, la creatividad, diversidad y derechos humanos para sus habitantes. Durante el diálogo ‘Marcos socio-culturales urbanos’, que se dio el martes pasado en una abarrotada sala Alfredo Pareja Diezcanseco, resonó la frase ‘La cultura es el cuarto pilar del desarrollo sostenible’. El investigador español Jordi Pascual —coordinador y fundador de la Comisión cultural de la CGLU— informó a los asistentes que “la Agenda Urbana contiene aspectos sobre desarrollo cultural en su preámbulo, pero no tiene un solo capítulo dedicado a la cultura ni mención explícita sobre la creatividad, las artes ni al papel que juegan en el desarrollo de las ciudades”. La relación instrumental de la cultura con el desarrollo económico fue cuestionada por ponentes que lo acompañaron, como el consultor chileno Eduardo Rojas o Franceso Bandarin, Director del Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco. Actualmente, el desarrollo sostenible se explica en un triángulo que integra a la economía con el medio ambiente y la inclusión social. Pascual señaló que ese esquema conceptual debe cambiar a un cuadrado que contenga -además de los 3 elementos anteriores- a la cultura. “Al no colocar a esta última al más alto nivel del diálogo de nuestras sociedades, el relato del Hábitat no terminaría de empoderar a la gente que necesita capacidades de orden cultural para entender y transformar el mundo”. A las omisiones señaladas por los ponentes se sumaría un cerco imaginario impuesto por las grandes instituciones culturales al ser ‘elitistas y poco transparentes debido a las querellas internas que impidan una rendición de cuentas eficaz’. ‘Repolitizar’ el papel de la cultura en el desarrollo ya es uno de los objetivos de eventos como Capital Europea de la Cultura, cuyo jurado ha integrado Pascual en 4 ediciones. Además, los programas y proyectos culturales tienen que ver con el ejercicio de un derecho humano, consagrado en el Artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. (I)