En la Asamblea Nacional se realizó el primer debate del proyecto de Ley Orgánica Reformatoria del Código Orgánico Integral Penal. Ahí, en el pleno, donde los 137 asambleístas tenemos una posición privilegiada: representar a los ecuatorianos, su sentir y su lucha.

Me considero feminista. Creo en la igualdad de oportunidades y derechos. Derechos como el de elegir libre,  informada y voluntariamente. No solo es una batalla de las mujeres, los hombres también debemos ser parte de la solución.

Y llegamos al punto controversial: la despenalización del aborto en casos de violación. Y es importante aclarar que al despenalizarlo en estos casos, estamos garantizando el derecho a decidir de una mujer que ha vivido la experiencia más traumática de su vida. Estamos evitando ponerla constantemente en ese lugar que ella no eligió. Estamos impidiendo que día tras día la violen nuevamente, física, psicológica y emocionalmente.

No hablamos de estar a favor del aborto; hablamos de estar en contra de que una mujer vaya a la cárcel por decidir abortar tras una violación. No hablamos de promocionar y menos fomentar el aborto, hablamos de cuántas mujeres son violadas y obligadas a ser madres. Hablamos de cuántas niñas son revictimizadas, una y otra vez. No hablamos de si las mujeres deben o no abortar; hablamos de tener la libertad de elegir. No hablamos de creencias ni ideologías. Hablamos de derechos.

En el Ecuador, al menos 7 niñas menores de 14 años quedan embarazadas cada día. Al día la Fiscalía recibe un promedio de 11 denuncias por violación, según datos de esta institución. Desde enero de 2013 hasta enero de 2018, 326 mujeres han sido criminalizadas por abortar. Son datos procesados por la Organización Surkuna de la Fiscalía General del Estado, el Consejo de la Judicatura y la Defensoría del Pueblo.

Por eso, la decisión del pleno debe estar basada en la sensatez, sensibilidad y empatía. No en ideología, menos en creencias. Preguntémonos, ¿estamos de acuerdo en que una mujer vaya a la cárcel por abortar tras una violación? La respuesta debería ser obvia. Al menos yo la tengo clara: NO. (O)