El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de Naciones Unidas (Cedaw) identificó la violencia basada en el género como una de las manifestaciones de la discriminación, cuya causa principal es la desigualdad en las relaciones entre hombres y mujeres. Esta violencia es uno de los abusos más generalizados de los derechos humanos, cuya expresión más extrema es el femicidio.

El femicidio, para ONU Mujeres y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, constituye la muerte violenta de mujeres por razones de género, sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada por el Estado o sus agentes. Se ha desarrollado también el concepto de feminicidio cuando existe el silencio de las autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes; en definitiva, cuando el Estado no da garantías a las mujeres y no crea condiciones de seguridad para sus vidas.

Según la Comisión Interamericana de Mujeres, 181 femicidios ocurren diariamente en el mundo; de los cuales, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, el 38% lo cometen los compañeros íntimos. Ecuador no está fuera de las estadísticas y a inicios de 2017, la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Extorsión y Secuestros de la Policía Nacional (Dinased), reportaba 15 femicidios, lo que duplicaba en número en relación a 2016.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, en su último informe respecto a Ecuador, en marzo de 2015, reconoce como positiva la tipificación del delito de femicidio, así como el de discriminación y los delitos motivados por el género de la víctima; sin embargo, manifiesta su preocupación por la efectiva  aplicación de esta normativa en zonas rurales y remotas, en particular en relación al establecimiento y funcionamiento de unidades judiciales especializadas, con protocolos adecuados y con personal capacitado y sensibilizado en el tema.

Los escenarios relevantes para enfrentar la violencia basada en el género son el social, cultural, comunitario y mediático; lo que demanda profundizar en una estrategia integral que enfrente discursos y prácticas estereotipadas patriarcales acerca de las funciones y responsabilidades de mujeres y hombres en la familia, comunidad y sociedad.

Enfrentar la violencia basada en género y el femicidio demanda promover acuerdos enmarcados en una Agenda Nacional de Derechos Humanos, con la participación de la institucionalidad en general y en particular del Consejo Nacional de Igualdad de Género, que propicie la inclusión de las organizaciones civiles y los colectivos que agrupan a los familiares y amigos de las víctimas; la consigna y la acción será sacudir las calles y las casas para decir todos y todas: ¡Ni una menos! (O)