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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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¿Una nueva gran crisis financiera?

¿Es inminente una nueva crisis financiera mundial? El reciente cruce de opiniones entre  el multimillonario especulador financiero George Soros y James Gorman, CEO del banco de inversión Morgan Stanley, me trajo el recuerdo de un debate del Centro del Sur celebrado en abril en Ginebra.

"La fortaleza del dólar ya está precipitando un vuelco de las monedas de los mercados emergentes. Es posible que nos encaminemos a otra gran crisis financiera", advirtió Soros la semana pasada. "Honestamente, creo que eso es ridículo", replicó Gorman.

En el Centro del Sur recibimos en abril a Peter Dittus y Herve Hannoun, autores del libro Revolution Required: The Ticking Time Bombs of the G7, quienes fueron hasta hace poco tiempo altos funcionarios del Banco de Pagos Internacionales (BIS), institución que se define como “un banco de bancos centrales”.

Es difícil imaginar un ámbito más conservador. Sin embargo, ambos autores advierten en su libro sobre "las bombas de relojería" en el sistema financiero mundial debido a las políticas imprudentes de los principales países desarrollados que integran el G7 (Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón y el Reino Unido) y aseguran que se requiere una revolución política para minimizar el daño de la crisis que está por llegar.

En la reunión de Ginebra, Dittus y Hannoun identificaron como el principal problema al “modelo de crecimiento impulsado por la deuda del G7”. Los principales países, excepto Alemania, tienen políticas fiscales laxas con altos pasivos en proporción del PIB.

Estados Unidos, en particular, tiene una política fiscal irresponsable que ha exportado a los demás países. Ha expandido el gasto y recortado los impuestos, sin más financiación que nuevas deudas, con un déficit fiscal cercano al billón de dólares en 2019.

Los bancos centrales de los países del G7 también se han convertido en facilitadores de la acumulación de deuda sin restricciones. Las tasas de interés cercanas a cero o negativas fueron un gran incentivo para pedir prestado y las políticas monetarias extremas han destruido cualquier incentivo para la rectitud fiscal.

Según los autores, las políticas monetarias extremas del G7 desde 2012 han socavado los cimientos de la economía de mercado, cuyos elementos clave se han roto. Se manipulan las tasas de interés a largo plazo, las valoraciones de todas las clases de activos están profundamente distorsionadas y el riesgo soberano en las economías avanzadas se valora deliberadamente en forma errónea.

Dittus y Hannoun advierten que la burbuja de precios de los activos sin precedentes diseñada por los bancos centrales del G7 es una bomba de tiempo lista para estallar. La Reserva Federal de Estados Unidos ha lidiado con el estallido de cada burbuja de activos de los últimos 20 años creando una burbuja más grande.

La política de flexibilización cuantitativa de los últimos años puede cambiar a una política peor de monetización de la deuda pública.

Aunque al principio los bancos centrales prometieron que la compra de bonos gubernamentales a gran escala sería una medida temporal por razones de política monetaria, están virando a un concepto diferente: el de una intervención permanente en los mercados de estos instrumentos financieros.

Esto se ve como una forma de resolver la crisis de la deuda soberana en las principales economías avanzadas, transfiriendo una parte creciente de la deuda pública al banco central: el 43% de los bonos del G7 en las principales monedas de reserva ahora están en manos de los bancos centrales y otras entidades públicas.

Los bancos centrales del G7 enfrentan un dilema. Deben elegir entre escenarios de alto riesgo: normalización de la política o monetización de la deuda pública. Por el momento, la Reserva Federal y el Banco de Canadá se están inclinando lenta pero correctamente hacia la normalización, mientras que el Banco Central Europeo y el Banco de Japón se dirigen peligrosamente hacia la continuación del experimento de monetización de la deuda.

Aquí está el dilema. La normalización de las políticas de los bancos centrales del G7 es la única opción compatible con su mandato y con un retorno a las reglas de la economía de mercado. Pero cuando eventualmente abandonen sus políticas no convencionales, contribuirán al estallido de las burbujas del precio de los activos que engendraron.

Esta podría ser la peor crisis financiera jamás experimentada, ya que el nivel de deuda y el nivel artificial de los precios de los activos no tienen precedentes. Pero una crisis sistémica aún peor resultaría de la continuación de las políticas actuales, lo que alentaría los déficits fiscales y la expansión de la deuda pública.

La monetización de la deuda pública, al transferir más bonos gubernamentales a los balances de los bancos centrales de los países del G7, destruiría la economía de mercado.

Este análisis de los ex funcionarios del BIS revela por qué se está gestando una nueva crisis financiera. Su análisis complementa el de Yilmaz Akyuz, economista jefe del Centro del Sur, quien en su libro Playing With Fire (Jugando con fuego) analiza el impacto que tendría una crisis global en los países en desarrollo. (O)

*Ex director ejecutivo del Centro del Sur y fundador de Third World Network (TWN).

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