Bajo condiciones normales, este Día de la Madre se habría escuchado millones de cantos de gol dedicados a una o todas las madres del mundo futbolero. Ya que estos cantos no se escucharon en su día (y será gran parte de nuestra historia la ausencia del grito de gol), deseo dedicar este espacio a todas las madres del fútbol.

Simplemente, sin una supermamá no hay supercampeón. Tomo por ejemplo y en esta gran oportunidad de reconocer a las madres de la Academia Italiana de Fútbol, dispersas a través de cuatro continentes y que religiosamente día a día se enfocan en ese ritual sagrado de acercar a sus hijos a su sueño más deseado. Aquel sueño de convertirse en un campeón.

Es que sin una supermadre no hubiese existido un Maradona, Pelé, “Leo” Messi o Cristiano Ronaldo. Benditas madres de los supercampeones. Aquellas que no tienen tiempo para las uñas porque están lavando uniformes, no van a la tertulia con sus amigas porque están estudiando el calendario de entrenamiento y preparando el viaje del próximo torneo. Aquellas que se recogen el cabello en una colita y se ponen gorra para ocultar el despeluque porque no tienen tiempo para el salón o cepillarse el cabello.

Hay que abastecer la hielera, comprar el agua, los jugos, picar la fruta, empacar las vendas, la pomada y pedir permiso en la empresa para salir temprano o llegar tarde (dependiendo de cómo vaya el partido). No hay tiempo para nada mas que el fútbol de su hijo(a).

A todas ellas, no solamente las de la Academia Italiana de Fútbol, sino a todas esas fantásticas supermamás dedicadas a la formación del supercampeón, nuestras felicitaciones por tan compleja y maravillosa labor de llevar a sus hijos(as) a la realización de sus sueños y por ser un ejemplo innegable del amor, el esfuerzo, la perseverancia y dedicación. Solo un día no basta para reconocer aquello que hacen todos los días y durante tantos años. Ellas son el futuro del fútbol. Mientras ellas existan, veremos nacer más supercampeones. (O)