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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Punto de vista

¡Se vienen los robots! Nos dejarán sin trabajo

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Un artículo de NEWS informó que Uber obtuvo permiso en California para probar dos automóviles sin conductor. ¿Es cuestión de tiempo antes de que los vehículos sean suficientemente inteligentes como para llevarnos de A a B sin hacer nada?

En esta aplicación de la “inteligencia artificial” en la que las máquinas pueden incorporar funciones cognitivas humanas, los conductores probablemente perderán sus empleos. El vehículo sin conductor es solo un ejemplo de la revolución tecnológica actual que transformará al mundo del trabajo y las formas de vida.

Esta preocupación de que el avance de la automatización vinculada a la tecnología digital a la larga conduzca al desempleo masivo llevó a Bill Gates a proponer que las empresas que utilizan robots paguen impuestos sobre los ingresos atribuidos al uso de la robótica, similar al impuesto sobre la renta que deben pagar los empleados.

Esta propuesta ha sido condenada por economistas, como el exsecretario del Tesoro de EE.UU. Lawrence Summers, por frenar el avance tecnológico.

Pero el impuesto a los robots es una respuesta a los crecientes temores de que la revolución de la automatización cause una alteración incontrolable y aumente las desigualdades e inseguridades laborales, que ya han provocado un malestar social y político expresado en el Brexit y el triunfo de Donald Trump.

Se calcula que el índice de riesgo de que los robots asuman el control de los puestos de trabajo en los países en desarrollo oscila entre el 55% y 85%, según el estudio pionero realizado en 2016 por el instituto Martin School and Citi de la Universidad de Oxford “El futuro no es lo que solía ser”. Las principales economías emergentes también tendrán un alto riesgo, en especial China (77%) e India (69%), mientras que el riesgo medio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es de 57%.

Del informe de Oxford-Citi se desprenden al menos tres razones por las que la revolución de la automatización será particularmente perjudicial en los países en desarrollo.

Primero, se produce una “desindustrialización prematura”, ya que la fabricación se está volviendo cada vez menos intensiva en mano de obra y numerosos países en desarrollo han alcanzado la cima de sus empleos en la industria manufacturera. Segundo, los recientes desarrollos en robótica y fabricación de aditivos podrían conducir al regreso de las empresas extranjeras a sus países de origen.

Finalmente, la automatización causaría menor demanda de los consumidores y a las limitaciones de sus redes de seguridad social. Los países en desarrollo tendrán que buscar nuevos modelos de crecimiento.

Otro informe del McKinsey Global Institute reveló que el 49% de las actuales actividades laborales pueden ser automatizadas con tecnología actualmente demostrada, lo que se traduce en 15,8 billones de dólares por concepto de salarios y 1.100 millones de empleos en todo el mundo.

Alrededor del 60% de todas las ocupaciones podrían tener el 30% o más de sus actividades automatizadas. En un pronóstico tranquilizador, uno de los autores de informe, James Manyika, dice que los cambios demorarán décadas.

El estudio de McKinsey señala al alojamiento y la alimentación -donde el 73% de las actividades que realizan los trabajadores pueden ser automatizadas- como el sector más vulnerable de Estados Unidos, seguido de la fabricación y el comercio de venta al público.

Por su parte, la escritora Shelly Palmer, consultora especializada en tecnología, indicó que trabajos administrativos elitistas también están en riesgo por las tecnologías robóticas. (O)

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