Se devolvió una senda hacia la recuperación
El más importante legado de los tres años de Gobierno es haberle devuelto al país una senda hacia la recuperación del régimen democrático en el marco de instituciones del Estado independientes, principalmente aquellas de control y fiscalización; camino donde quedan retos por cumplir.
En este mandato, destaca la restauración del derecho a la libertad de expresión que fue secuestrada por la Ley de Comunicación del 2013, como parte del esquema de concentración del poder impuesto por el régimen anterior.
En lo político, el país ha recuperado un entorno de menos violencia provocada por el discurso previo; sin embargo, los riesgos de desestabilización persisten, como evidenciaron los hechos de octubre de 2019 cuando la paz social se pudo restablecer luego de una agresiva revuelta callejera. Al momento, se mantiene una tensa calma.
Una dificultad para la gestión ha estado en la parte económica. Al comprobar el gobierno que la “mesa no estaba servida”, debió arrancar un programa de atención emergente priorizando la reducción del tamaño del Estado y la contención del desproporcionado gasto público, lo cual, por diversas razones, se ha postergado.
Con la firma del acuerdo con el FMI a inicios del año pasado se asumió un firme compromiso para ordenar las finanzas públicas en base a un programa plurianual que ha permitido conseguir líneas de financiamiento con los organismos multilaterales con muchas mejores condiciones a las que teníamos anteriormente, lo cual avizora un efecto positivo.
El cambio de modelo de desarrollo de uno basado en el gasto público a otro con enfoque a la producción y de inversión privada, debe acelerarse.
La crisis de la pandemia del covid-19, que ha significado la paralización del país durante dos meses, además de la quiebra de algunas empresas y pérdida de empleos, forzó al Gobierno a anunciar un paquete de medidas de ajuste económico que eran impostergables y que apuntan en la dirección correcta, siendo su implementación el desafío inmediato.
No puedo dejar de mencionar que la corrupción -que viene desde hace muy larga data y pretende tornarse en sistémica, lamentablemente-, ha golpeado a la gestión pública y a casi todas las instituciones y funciones del Estado. Los esfuerzos realizados deben redoblarse para garantizar un futuro mejor para nuestra sociedad entera.
Ante semejantes desafíos es muy importante mantener un espíritu de optimismo y unidad entre ecuatorianos.
Creemos que el momento más complejo está pasando y confiamos en que será más rápido de lo que suponemos. (O)