Etapa dura. La más importante del Giro de Italia. En juego, luego del descanso y al inicio de la  tercera semana, la camiseta de líder, la apetecida maglia rosa. El poseedor de ella es el ecuatoriano Richard Carapaz, que no dio posibilidad alguna a sus rivales de acortarle diferencias, pese a lo complicado del trazado.

Fueron 196 kilómetros de esfuerzo, de superar los embates del viento y la lluvia, y de mostrar piernas para coronar el Premio de Montaña de primera categoría del Passo del Mor, para luego bajar a la máxima velocidad posible, y aguantar un repecho más.    

La “Locomotora del Carchi”, como se lo conoce a Carapaz, hizo un trabajo inteligente y bien estudiado junto a su equipo, el Movistar. En la mayor parte del ascenso, Andrey Amador y Mikel Landa lo resguardaron, pero cuando tuvo que trabajar no escatimó esfuerzos; cuando tuvo que perseguir a sus rivales directos, lo hizo en primera persona, y salió bien librado y con solvencia de esta etapa.  

Giulio Ciccone, del Trek, y Jan Hirt, del Astana, fugaron y terminaron como los mejores de la etapa. Su escapada había tenido hasta cinco minutos en ciertos pasajes de la carrera. Sin embargo, varios ataques de Miguel Ángel López, otro del Astana, y de Vincenzo Nibali, del Bahréin, acortaron diferencias y obligaron a trabajar a los favoritos y sus gregarios.

Carapaz siempre estuvo sólido, a rueda, y con la mente puesta en sacarse de encima a Primoz Roglic, el esloveno del Team Jumbo, quien junto a Nibali son los únicos que pondrían en peligro la victoria del ecuatoriano.

El primer objetivo era ganar etapas, y “Richie” ya lleva dos. El segundo era vestirse de rosa, y el de El Carmelo la está usando. El tercer objetivo era sacarle más de minuto y medio a Roglic y Nibali, y esa diferencia es ya una realidad. El cuarto objetivo será mantenerse, como lo hizo el martes, con mente, piernas y sin negociar el esfuerzo.

Sintiéndose apoyado por los ochenta ecuatorianos que desfilan por las carreteras italianas y por los 17 millones que estamos en el país. Sabiéndose cada vez más cerca de llegar a donde de niño y de joven se lo propuso: ganar el Giro de Italia, una de las tres Vueltas grandes del mundo del ciclismo de ruta.

Sí… Como ganar una Champions League o un Grand Slam de tenis. (O)