¿Qué es la modernidad? (Parte 1)
La modernidad puede ser entendida, en términos generales, desde dos ángulos: como período histórico y como proyecto social, político, económico y cultural de carácter civilizatorio. Hay autores que reflexionan sobre ambas dimensiones, pero quizá destacan más los signos de cambio sociocultural que a lo largo de varios siglos, transformaron la experiencia humana, creando sensibilidades orientadas a la creación-recreación y producción-reproducción de ciertas formas culturales que emergieron en la base de un acelerado desarrollo material, científico y tecnológico que vivió la humanidad desde el siglo XV, como resultado de la implantación del modelo de acumulación capitalista en Europa, el surgimiento de los estados nacionales y el despliegue de una racionalidad ilustrada que sostuvo la necesidad de vencer los límites que imponía la tradición, al tiempo que enarbolar una ideología, racionalista e individualista, que alcanzaría su cúspide como proyecto de cambio sociopolítico en el siglo XVIII, con la Revolución Francesa (1789), en respuesta a las agotadas estructuras de dominación del Estado Absolutista y en sintonía con los postulados de libertad, igualdad y fraternidad.
La modernidad es el resultado-producto de un proceso de larga duración que empieza entre los siglos XIV-XV, cuando en Europa se crean ciudades-estados que administran su riqueza sin sujeción a las formas de poder y ejercicio político de las monarquías tradicionales, desligando el ámbito religioso o sagrado del mundo terrenal de la política, la economía y la cultura.
Esa gran revolución por varios siglos desplegada, fue la síntesis de un proceso de acumulación de experiencias históricas orientadas a romper los vínculos con la religión y organizar una nueva división del trabajo, basada en el nacimiento de campos o esferas autónomas.
Por este motivo, la modernidad es considerada un proyecto de largo aliento, empeñado en cambiar formas caducas y orientar el esfuerzo humano a condiciones de reproducción social basadas en visiones terrenales, situando a la razón como el eje de un proyecto secular de mutación sociocultural, a partir de tres divisas fundamentales: libertad, orden y progreso. (O)