Prospectiva como herramienta de planificación energética
La planificación es una técnica utilizada para intervenir la actividad económica en la sociedad. Esta intervención es llevada a cabo por los gestores de interés público y tiene la finalidad de direccionar, racionalizar y controlar a previsión la actividad económica, en función de las necesidades del país. En este sentido, el aprovisionamiento de energía constituye una necesidad esencial para el correcto funcionamiento de la sociedad y los sectores económicos en su conjunto; tanto en la provisión como en su rol de factor de producción de uso general, la energía puede llegar a ser una de las claves de la competitividad de los sectores económicos. Por lo tanto la planificación energética constituye un eje fundamental para el correcto funcionamiento del sistema económico.
Los sectores energéticos constituyen por sí mismos una parte muy importante de la actividad económica. Sin embargo su relevancia radica en los servicios que prestan para satisfacer las necesidades cotidianas de la ciudadanía. Por lo que la energía debe constituir un elemento dinamizador de la economía y no una barrera para alcanzar el crecimiento económico. Por lo cual, el abastecimiento energético en condiciones óptimas de seguridad, calidad y precio es uno de los objetivos más importantes en la definición de una política energética.
En este sentido, la planificación energética debe comenzar con un análisis de las necesidades de energía de cada sociedad; evidenciar las falencias actuales, identificar los puntos en los cuales es posible mejorar y plantarse metas al futuro. La planificación nos permitirá analizar las posibilidades existentes para llegar de la situación actual a la meta planteada, a través de la identificación de la dirección que se tomará y las estrategias que se aplicarán en cada punto del desarrollo del plan energético.
Para llevar a cabo de forma adecuada el proceso de planificación, es necesario utilizar herramientas que permitan evaluar distintas posibilidades que a su vez desencadenen en cuestionamientos que agilicen la discusión sobre el futuro, que se construya con base a las decisiones que se tomen el día de hoy. El objetivo es que esta herramienta permita experimentar con teorías de desarrollo que esclarezcan los paradigmas que se presentan en la actualidad y permitan resolverlos. En definitiva, generar un sistema para la creación de modelos que sirva para definir la política energética gubernamental futura.
Considerando lo antes mencionado, la prospectiva resulta una herramienta muy útil para realizar una planificación energética óptima. Ya que dadas las condiciones de incertidumbre que predominan en el contexto real carece de sentido hablar de “pre-visión” o de “pre - dicción”, porque resulta imposible anticipar lo que habrá de ocurrir. El análisis prospectivo es entendido como la exploración de futuros posibles y supone la formulación de una variedad de escenarios que representen evoluciones bien contrastadas. Un análisis prospectivo contempla la formulación de dos tipos de escenarios (socioeconómicos y energéticos contrastados), a partir de ellos se determinan las demandas o requerimientos de energía utilizando modelos econométricos o métodos analíticos (por ejemplo los modelos LEAP o MAED).
Mediante el uso de modelos de abastecimiento se determinan las decisiones de inversión que permitan abastecer los requerimientos correspondientes a cada escenario. Este desarrollo conceptual permite afirmar que el principal propósito del análisis prospectivo es reducir el grado de incertidumbre en el proceso de toma de decisiones. Para determinar la demanda futura pueden utilizarse métodos econométricos o analíticos. Para el abastecimiento métodos de optimización o métodos de simulación.
Un ejemplo interesante del uso de herramientas prospectivas en la planificación energética es el sector eléctrico que constituye un conjunto de distintos elementos complejos que requieren ser coordinados. Tanto el funcionamiento como la diagramación del sector son determinados por la demanda que a su vez depende de múltiples factores, sobre los que se puede actuar a través de políticas específicas. Los escenarios de prospectiva permiten determinar el comportamiento de la demanda en el futuro y modelar varias posibilidades de oferta a través de la combinación de proyectos que podrían ingresar en los próximos años. Esta información es de gran utilidad para los tomadores de decisión que pueden evaluar cuál de estas combinaciones es la más viable considerando factores sociales, económicos, ambientales y tecnológicos.
Así, los procesos de planificación son complejos por la naturaleza fluctuante de los sistemas, por lo que al llevar a cabo un proceso de planificación es importante considerar la incertidumbre esencial que existe en la realidad y que la predicción de variables críticas no es consistente, por lo que el uso de herramientas de prospectiva permitirán evaluar diferentes posibilidades en base a la modelación de escenarios que contemplan todas las posibles soluciones a los problemas que intenta resolver la política.
En el contexto actual la prospectiva energética permitirá analizar cómo el ingreso de nuevos proyectos puede satisfacer la demanda energética a futuro a través de la diversificación de la matriz, evidenciando los posibles impactos de la política energética establecida. (O)