Primer paso: definir la filosofía del club
En el fútbol, la filosofía es la esencia, la forma de ser y de actuar para consolidar la identidad deportiva de un club. Esta descripción va más allá de su definición etimológica, la cual nos dice que es el amor a la sabiduría. Los componentes de la filosofía son misión, visión, valores y objetivo. Este deporte no está hecho solo para patear una pelota o correr detrás de ella; se ha convertido en un estilo de vida.
La misión establece la razón de ser del club, la visión fija el anhelo, su sueño de a dónde quiere llegar; y los valores definirán el comportamiento que orientan las acciones de sus miembros. Todo esto enmarcado en objetivos claros con resultados medibles en períodos establecidos.
Es prioritario en un club de fútbol establecer su filosofía, puesto que así evitamos caminar sin rumbo en los torneos de la temporada, tanto con el equipo profesional, como con las categorías juveniles. Sin una filosofía, se corre el riesgo de que los resultados del fin de semana pasen a determinar el futuro inmediato del cuerpo técnico, jugadores y todas las personas que están comprometidos en esta organización.
Diseñar una filosofía sensata y adecuada al entorno deportivo del club evita que las instituciones deportivas tengan una crisis de identidad al no tener claro el sentido de su existencia, además de no saber para qué están creadas y a dónde quieren llegar.
Cuando aplicamos un método futbolístico ordenamos los pasos a seguir y proponemos el objetivo del proyecto, es por esto que la filosofía está en primer lugar y desde ahí se debe arrancar para luego elegir los modelos de referencia y también analizar el desarrollo de los diferentes pilares futbolísticos.
Los dirigentes deportivos de las federaciones nacionales y clubes de fútbol deben darse un tiempo para plasmar las ideas en un documento, elaborando una doctrina acorde a su realidad, basada en un análisis situacional para tener claros los caminos a tomar. Es fundamental dentro de un club definirla y especialmente promover que se aplique por los integrantes de la entidad y en todo momento, tanto dentro como fuera de la cancha. De esta manera, con el trabajo constante, se reducirá al mínimo el margen de error para llegar a los objetivos propuestos. Nada garantiza el éxito, pero saber a dónde queremos llegar y cómo, aumenta las probabilidades de realizar un trabajo impecable y fiel a los valores establecidos. (O)