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Ecuador, 24 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Politiquería versus eficiencia futbolera

→Triste, lamentable y patética. Así fue la imagen que registró la “campaña electoral” de El Nacional. Nunca antes se difundió tanta virulencia para promover candidaturas de un club deportivo siguiendo la herencia de intolerancia absoluta promovida por el gobierno pasado.

Triste y patético resultó escuchar acusaciones, reclamos y aclaraciones en lugar de discutir planes para consolidar proyectos que salven a El Nacional de una cuasipostración económica.

Lamentablemente, El Nacional ya no es el club de los récords triunfales que le erigieron como el único dos veces tricampeón ecuatoriano. Como tampoco la disciplina y el respeto fueron su carta de presentación; por lo menos ese fue el lamentable saldo de las elecciones.

Como un corolario controvertido en el que no faltaron protestas y cuestionamientos al proceso electoral (avalado por el CNE), el actual presidente, general Tito Manjarrez, de Rojos por siempre,  fue reelecto al registrar 451 votos (29,04%); mientras que Lucía Vallecilla, de Nacho Corazón, resultó segunda con 426 votos (27.43%) y tercero el general Luis Hernández, de Gente Roja, con 326 votos.

Separando la despreciable virulencia electorera hay que destacar el trabajo del directorio liderado por Tito Manjarrez, que tuvo el acierto de contratar un excelente cuerpo técnico liderado por el uruguayo Eduardo Favaro y el capitán César Benalcázar, como preparador físico.

Mientras los problemas económicos agobian a El Nacional, Favaro ha cumplido un extraordinario trabajo. En silencio y sin ruidos dialécticos, el técnico uruguayo implantó una filosofía de cero quejas para vencer las limitaciones criollas. Con poco hizo mucho y su trabajo le consagra como uno de los mejores entrenadores del año. Ni más ni menos. Actualmente El Nacional lucha por llegar en los primeros lugares del campeonato ecuatoriano y eso superó las expectativas de inicio de temporada.

Si bien las elecciones dejaron una pésima imagen institucional, el equipo, en la cancha, demuestra trabajo, disciplina, superación y virtudes con un plus notable: sin ruidos mediáticos innecesarios.

Ojalá este año tenga un final feliz para los rojos. Y sobre todo que el fútbol le gane por goleada a la politiquería. (O)  

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