La plaga o peste bubónica
En mi juventud -periodo precámbrico por la tarde- a un grupo de amigos -hermanos de sangre todos- les apodamos sin duda alguna las plagas Toral.
Entre atorrantes y súbitos sus gimnasias insólitas improvisaban travesuras inverosímiles en una conventual ciudad de aburridos y somnolientos Andes.
Un rock rítmico y estrepitoso de los años sesenta del siglo pasado, aquel que hizo bailar y destornillar la columna vertebral de ávidos jóvenes anhelando un vivir hedónico, se llamó precisamente “Ahí viene la plaga”.
Plaga viene del griego plega. La enfermedad infecciosa que lleva su nombre se ha vuelto en la historia epidemia y pandemia. Enfermedad bacteriana que toma tres rostros de gravedad distinta. Bubónica, pneumónica, septicémica.
La plaga o peste bubónica la causa la bacteria Yersinia Pestis, descubierta por el bacteriólogo franco suizo Alexandre Yersin, en coautoría con el japonés Kitasato Shibasaburu.
Yersin, el mismo, además, aportó otra contribución a la humanidad, al preparar la primera vacuna para prevenirla.
Transmitida por las pulgas de los roedores y que, picados los humanos, se contagiaban de una perversa enfermedad.
La más temida y anatemizada de los roedores era la rata negra, que, con toda la carga del prejuicio del color negro -tan simbólico para el racismo, cuánto para las creencias del gato negro y su calcomanía de la mala suerte- traducía el ritual anticipado de la muerte. La plaga de la peste negra mató al 60 % de las víctimas.
Su primera aparición data del año 540 d.C. en el período Romano en el gobierno de Justiniano, atribuyéndose junto a otras causas a esta plaga el derrumbe del imperio Romano.
La peste negra fue transportada por las caravanas desde el Asia en el 1330, en las épocas de la búsqueda de la ruta de la seda. Solo la Gran Plaga de Londres cobró de 70 a 100 mil víctimas.
En el siglo XIV en el cordón Milán- Florencia-Venecia, es decir Lombardía, Florencia, Véneto -nuevamente el mismo cinturón que a comienzos del 2020 fuera azotado con crudeza por la covid-19- sufrió estragos con sevicia.
El término médico de cuarentena nace precisamente en Venecia durante esta época.
Un clásico de la literatura es la novela La Peste, y su protagonista el doctor Bernard Rieux en el hospital de Orán en Argelia, de la pluma del Nobel Albert Camus. (O)